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Abuela cubana de 90 años ayuda en negocio de su nieta tras llegar a EE.UU.

Luego de llegar a Miami, la nonagenaria Antonia Milán empezó a colaborar con su nieta Yany Guerra en su pequeña empresa Tu’a Salad.


La llegada de cubanos de avanzada edad a Estados Unidos en los últimos años, algunos luego de sortear riesgosas travesías terrestres o marítimas, sigue causando asombro y admiración, y más si, además del arrojo y la valentía probados, los abuelos demuestran que son capaces de emprender nuevas metas sin importar cuán longevos sean.

Ese es el caso de Antonia Milán, una mujer de 90 años que atravesó fronteras para reunirse con su nieta y bisnieto en Miami, y hoy es un puntal en la pequeña empresa familiar Tu’a Salad, que administra la joven Yany Guerra y ella ayuda a sacar adelante.

La impresionante historia fue develada por la periodista cubana Daisy Ballmajó, en su programa semanal en Telemundo, “Conectados con Daisy”, que estuvo dedicado el pasado 11 de mayo al Día de las Madres.

En un pequeño espacio dentro de su vivienda en Miami, Yany -que es madre soltera- inició su propia empresa, Tu’a Salad.

El negocio elabora -a pedido de los clientes- ensalada fría, croquetas y otras delicias culinarias, con las que la joven emprendedora cubana se está abriendo camino entre las abundantes y muy diversas propuestas gastronómicas de la ciudad del Sol.

En el reportaje, la empresaria muestra parte del proceso para preparar su ensalada fría, cuya receta no escatima ni en la piña ni en el jamón, según sus propias palabras. “Mi ensalada sabe bastante a piña”, afirma, y “el jamón es un secreto que no puedo decir”.

Su mano derecha es su propia abuela, que la ayuda en el negocio elaborando croquetas o apoyando a la hora de fregar los utensilios de cocina.

“Yo me siento feliz porque ella ha hecho su negocio, una emprendedora, yo me alegro mucho de eso”, confiesa Antonia, y sonríe, con cara de modestia, cuando la periodista le asegura que a sus 90 primaveras, ella también es una mujer emprendedora.

“Ella me ayuda si tengo que salir a hacer un delivery, si viene alguien, ella se pone a fregar…”, reconoce Yany. “Y bueno, las croquetas por supuesto”. La abuela Antonia contó que las croquetas que hace son de pollo, jamón, pescado o “de lo que la gente pida”.

Una de las premisas del negocio es “dar un servicio fresco y de calidad”. Yany sostiene que su ensalada “se basa en eso” y subraya: “Yo doy garantía de que mi ensalada es fresca. Es orden sobre pedido; lo pides ahora y lo tienes al otro día”.

“Hay veces que yo ni duermo”, revela. “A veces me acuesto a las cinco de la mañana para llevar al niño a las siete y media a la escuela”.

Cuando la periodista le pregunta por el secreto del éxito de su ensalada, responde sin titubear: “Primeramente, que todo lo hago con amor. Yo he botado ensaladas porque he dicho ‘esta no me gusta’. No voy a venderle a alguien algo que a mí no me gusta”.

“El ponerle amor, empeño y dedicación es lo que te hace avanzar en todo”, aseguró.

Yany y Antonia son dos de los cientos de miles de cubanas y cubanos que han abandonado su país en busca de mejores días y oportunidades, y día a día, forjan historias de realización y éxito.

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