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Fiestón rumbero desde Pinar del Río hasta Santiago de Cuba

Con una fiesta verdaderamente popular, en Guanabacoa, se inició el VII Festival Internacional de Rumba Timbalaye 2015 que recorre la geografía nacional


Este artículo es de hace 8 años

El Timbalaye se conforma por grupos y solistas de una calidad extraordinaria, artistas que han dedicado parte importante de su vida a la rumba como Juan de Dios, Gerardo Pelladito, los Aspirina, Mario Jáuregui (a quien se rindió homenaje hace un par de años por sus ochenta años), Fariñas “El Príncipe de la Diana”, y Juan Campos, entre otros que sentaron las bases del movimiento rumbero actual.

Dirigido por los bailarines folclóricos Ulises Mora e Irma Castillo, el Timbalaye llega a las provincias de Pinar del Río, Matanzas, Cienfuegos, Trinidad, Camagüey, Guantánamo, hasta concluir en Santiago de Cuba. “Vamos a hacer un recorrido por el país que recoja toda esa euforia de la rumba mambisa, por la resistencia que nuestro pueblo ha demostrado a través de todos los tiempos para superar el bloqueo económico impuesto por Estados Unidos”, dijo Mora a Prensa Latina.

Ulises Mora añadió que “la festividad va a exponer que el contagioso ritmo vive a lo largo y ancho del país, como exhibieron un grupo de artistas de la isla en la Expo Universal de Milán y el Museo América de Madrid”. También se puso de manifiesto que Timbalaye 2015 está dedicado al antropólogo cubano Fernando Ortiz, por su trascendental obra científica, social y cultural.

Según reseñó el periódico Granma el inicio del Timbalaye (auspiciado por el Ministerio de Cultura de Cuba, la Fundación Fernando Ortiz, el Consejo Nacional de Patrimonio y la Casa de África, entre otras entidades) tuvo lugar en Guanabacoa, donde participaron grupos de todas las edades y estuvieron presentes las autoridades de la localidad, que celebra por estos días sus 461 años de fundada.

Más tarde, Timbalaye llegó a Pinar del Río, territorio en el que crece un movimiento rumbero sorprendente por la cantidad de agrupaciones que han surgido en los últimos años y que desarrollan un trabajo llamativo, y de carácter casi patrimonial.

En su tercera escala, el Festival de la Rumba o La Ruta de la Rumba, como también se le llama, fue invitado del Proyecto Afro Atenas de la ciudad de Matanzas, dentro de un recorrido que los llevará hasta el oriente del país con el objetivo de demostrar el arraigo profundamente popular de la rumba en toda Cuba, y la importancia de la comunidad y de cuanto sucede en ella para el desarrollo de esta manifestación.

El Festival de la Rumba, de gira por todo el país, quiere estimular el desarrollo de la cultura comunitaria, a todos los niveles, en tanto manifestaciones como la rumba se nutren de los saberes populares, comunitarios, lejos de las academias de arte, pero al interior de la familia, el barrio. La rumba es una afición que se traspasa de generación en generación, por vía oral, y el aprendizaje de varias de sus manifestaciones es totalmente empírico.

Por esta y otras razones es que las instituciones culturales cubanas abogan porque la rumba sea declarada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, en tanto expresa la identidad cultural cubana, una identidad palpitante y extendida a lo largo y ancho de la geografía cubana, como demuestra el Timbalaye a través del canto, del baile, de la música o de todos estos elementos combinados. La rumba fue declarada, en febrero de 2012, Patrimonio Cultural de la nación cubana.

La rumba tiene un alcance mayor que otras manifestaciones musicales o bailables porque también es folclor en tanto manifiesta la sabiduría de un pueblo en todas sus manifestaciones, y se utiliza para cantarle a los orishas, al abakuá, al congo, desde la época de los primeros esclavos traídos desde África que le pedían sus dioses la fuerza para rebelarse y ser libres.

Aunque en los años cincuenta se venía verificando la internacionalización de la rumba mediante el cine mexicano, hay algunos convencidos de que la Revolución reconoció a los rumberos como parte importante, raigal, de la cultura nacional, y les dio el espacio que por derecho merecen.

Fue en la etapa revolucionaria que se crearon iniciativas importantes como el Conjunto Folclórico Nacional, el movimiento de aficionados y las Casas de Cultura, que se las arreglaron para mantener a la rumba como una expresión cultural con verdadero alcance nacional e internacional.

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Joel del Río

Joel del Río. Periodista, crítico de arte y profesor. Trabaja como redactor de prensa en el ICAIC. Colabora en temas culturales con algunos de los principales medios en Cuba. Ha sido profesor en la FAMCA y la EICTV, de historia del cine y géneros cinematográficos.

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Joel del Río

Joel del Río. Periodista, crítico de arte y profesor. Trabaja como redactor de prensa en el ICAIC. Colabora en temas culturales con algunos de los principales medios en Cuba. Ha sido profesor en la FAMCA y la EICTV, de historia del cine y géneros cinematográficos.