Se calcula que cada año mueren 350 mil personas en el mundo como consecuencia de la Hepatitis C, también se dice que en México el 30 % de las muertes por cirrosis son causadas por este virus, es por esto que el diagnóstico a tiempo de la enfermedad es muy importante pues en la actualidad se dispone de tratamientos que llegan a tener una eficacia que oscila entre el 40 y 100 %.
Por tanto resulta muy importante el diagnóstico temprano de la enfermedad pues al ser un padecimiento silencioso, la mayoría de los enfermos ni siquiera sabe que la padecen y un diagnóstico tardío puede tener consecuencias lamentables.
Se calcula que sólo uno de cada cuatro enfermos se diagnostica a tiempo y también uno de cada cuatro enfermos que ha desarrollado cirrosis, puede desarrollar cáncer de hígado.
En años precedentes a 1995, la principal causa de contagio de Hepatitis C eran las transfusiones de sangre contaminada con el virus, pero en la actualidad al generalizarse la prueba de detección del virus en todos los donantes, son las relaciones sexuales sin protección con portadores del virus, el uso de una misma aguja entre personas que se drogan o se realizan tatuajes y perforaciones, e incluso quienes están en hemodiálisis las formas más frecuentes de trasmisión.
También la falta de una adecuada esterilización de material consultorios de estomatología, hospitales y lugares donde se realiza el arreglo de uñas de manos y pies, son algunos de los sitios de mayor riesgo para contraer la enfermedad.
La hepatitis C es silenciosa, pero no hay que esperar a que duela, por lo cual el mensaje que pretendemos llevar a todos es: "yo tengo el derecho a saber si tengo o no la hepatitis C".
El diagnóstico a tiempo evita complicaciones de cirrosis, y esta con el tiempo puede evolucionar a cáncer de hígado. Los medicamentos que ya existen pueden eliminar el virus, incluso en los enfermos que tienen cirrosis y darles mejor calidad de vida.
Estos enfermos ya no van a curarse de la cirrosis, pero si puede evitarse que evolucionen hacia un cáncer, y lo más importante es que si se realiza un diagnóstico temprano, los enfermos tienen altas posibilidades de curarse.
Es por esto que se recomienda a todas las personas que tengan alguno de los factores de riesgo relacionados previamente, aunque sea una sólo vez, deben realizarse la prueba para detectar el virus de la Hepatitis C.
Los síntomas de esta enfermedad son, entre otros, fatiga, disminución del apetito, dolor en articulaciones y en el abdomen, orina oscura, heces color gris, ictericia (color amarillento en las escleróticas y la piel), los cuales pueden aparecer hasta 20 años después de haberse infectado.
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