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Liudmila Quincose la escribana de Sancti Spiritus

Liudmila es licenciada en Literatura y Español, trabaja en el Centro Provincial del Libro y la Literatura, como editora de la publicación Luminaria. Al parecer es la única escribana de cartas de amor en Cuba.


Este artículo es de hace 14 años
Liudmila Quincose se propuso por primera vez escribir cartas de amor y asumió la idea como un reto a la incredulidad. Pensó ¿quién podría necesitar cartas en estos tiempos cuando todo anda demasiado aprisa?

Pero ella, sin darle muchas vueltas al asunto, un buen día en junio de 1994, a la vista de asombrados vecinos y transeúntes, colgó un cartel en la puerta de su céntrica casa en Sancti Spíritus. El anuncio decía: Escribanía Dollz. Se escriben cartas de amor a cualquier hora. Cartas de negocios y cartas de suicidas de 8.30 a.m. a 3.00 p.m. Y se puso a esperar con mucha paciencia.

Pasó todo un mes, y cuando Liudmila perdía las esperanzas, llegó el primer cliente. Eran cerca de las 10 de la noche; entró, se sentó en un sillón y le contó casi toda su vida. Aquello la sorprendió. Ella preparó un té y se sentó a escribir la carta solicitada. Un mes después volvió a decirle que todo había salido bien, que su mujer había regresado, la carta la había convencido

Claro que en estos 15 años transcurridos las cartas han evolucionado. Al principio parecía un juego. Ella no sabía cuál sería el resultado. Ahora cada carta que hace le parece sorprendente y natural porque hay mucha necesidad de comunicación. La cuenta de cuántas ha escrito la perdió hace mucho tiempo.

El proceso es trabajoso. Todas las cartas las hace a mano y es zurda. Escribe a la zurda. La Escribanía Dollz se conoce en cualquier punto de Cuba. En Banes, San Antonio de los Baños, o hasta en una lejana prisión. En cualquier parte la gente tiene fe en las cartas y escribe. Ella no ha hecho ningún convenio con el correo y vienen con solo poner en el sobre Escribanía Dollz, Sancti Spíritus. Todas llegan con mucha puntualidad, hasta de más de 20 países. Sin contar su mensajería electrónica.

Pero a Liudmila le encanta escribir. Se insertó en el mundo literario desde muy joven. A los 19 años ganó el premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara. Su poesía se encuentra en diversas antologías en Estados Unidos, Argentina, España, Alemania, Italia, México, así como en las revistas El Caimán Barbudo, La Gaceta de Cuba, Casa de las Américas, entre otras publicaciones cubanas y extranjeras.

Además de la inspiración para escribir tantas misivas, le gusta ver las caras a las personas. Como mismo hablan, escribe. “No puedes hacer una carta muy elevada para alguien medio. Hay gente muy práctica y no debes redactarle un mensaje muy poético, porque se da cuenta el que la recibe”, dice. Las más fáciles son las que se regalan para decirle a otra persona cuánto se le quiere. Las más difíciles son cuando las parejas están peleadas, cuando ha pasado algo terrible, casi irrecuperable.

Liudmila tiene que apelar a muchas cosas, ser contundente. No acepta hacer cartas anónimas. Esas nunca las escribiría.

A tres lustros del día en que se le ocurrió colocar aquel provocador cartel en la puerta de su casa, la Escribanía Dollz es mucho más que una idea retadora. Liudmila, ante todo, es poeta, y este proyecto le ha dado la posibilidad de conocer a muchas personas, crear una especie de cofradía con un grupo literario denominado Los Escribanos.

Al grupo se sumó su esposo Julio Neyra, quien le propuso a Liudmila refundar la Escribanía para convertirla en un proyecto comunitario, además de las cartas de amor. Ahora tiene un carácter más abierto. Allí se hacen exposiciones de pintura, un concurso internacional de cartas de amor, se invitan personalidades para que den conferencias, lecturas, presentaciones de libros.

Tal rareza de oficio —en Cuba no existe otra idea semejante—, podría haber convertido a Liudmila  en un ser diferente a los demás. Pero ella sigue siendo la misma muchacha menuda y sencilla de siempre, que le gusta caminar a la sombra, cocinar, cuidar de sus perros y gatos, preferir la hora de la tarde, las noches claras y leer los mismos libros y escuchar las mismas canciones.

Liudmila es licenciada en Literatura y Español, trabaja en el Centro Provincial del Libro y la Literatura, como editora de la publicación Luminaria. Al parecer es la única escribana de cartas de amor en Cuba. En el siglo XIX los escribanos se ocupaban de asuntos legales, compras, ventas de los esclavos; no hacían cartas de amor. La última escribanía que hubo en Sancti Spíritus fue en 1899.

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