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Richard Egües, la flauta mágica cubana

Sus improvisaciones en la flauta se hicieron tan famosas que casi todos los flautistas de orquestas típicas, tanto en Cuba como en el extranjero, comenzaron a imitarle.


Este artículo es de hace 13 años
Eduardo Richard Egües Martínez nació el 26 de octubre de 1924 en Cruces, en la entonces provincia de Las Villas. La familia se trasladó para Ranchuelo en poco tiempo y después para Manicaragua.

El clarinete fue el primer instrumento que Richard estudió, aunque, en la Banda de Ranchuelo debutó tocando los platillos, el bombo y los timbales .

Después estudió el saxofón y a continuación el piano. Entre los años treinta y cuarenta Egües tocaba lo que podía, donde podía: saxofón con la Banda Monterrey de su padre en Manicaragua, piano con la orquesta charanga Ritmo y Alegría en Santa Clara, en la Orquesta Hermanos García y hasta clarinete en actos de circo en el pueblo de Jicotea

Hacia 1947 inició los estudios de otro instrumento que lo haría famoso: la flauta. Desde entonces pasó a integrar la legión de músicos cubanos que se destacaron tocando la flauta en la evolución del danzón, durante la primera mitad del siglo XX. Curiosamente, sus primeros trabajos con este instrumento los hizo como flautista de música clásica para la Orquesta Municipal de la Ciudad de Santa Clara.

 En 1952 comenzó a trabajar como flautista en la Orquesta Aragón donde permaneció hasta 1985 que fundó su propia orquesta.

Con Richard Egües y Rafael Lay Apesteguía, la Orquesta Aragón llegó a adquirir una sonoridad y sello propios, convirtiéndose en una de las principales orquestas típicas del pasado siglo en Cuba, y que aún conserva su popularidad. La comunicación espiritual y creativa entre Richard y el director de la orquesta fructificó en el logro de lo que con razón se ha dado en llamar la Charanga Eterna.

Richard Egües se esmeraba en comunicarse con el público y los bailadores. Utilizaba o citaba melodías conocidas, unas veces de canciones infantiles como Mambrú se fue a la guerra, otras fragmentos de música clásica y otras por el estilo, pedazos de sus inspiraciones fácilmente grabables en la memoria de los escuchas; en ocasiones imitaba a alguno de los cantantes, o hacía la parte del llamativo en el patrón llamativo-respuesta de los montunos; u ornamentaba con su flauta las entradas y salidas de los cantantes, haciendo de su flauta parte inseparable del aspecto vocal de los números.

Sus improvisaciones en la flauta se hicieron tan famosas que casi todos los flautistas de orquestas típicas, tanto en Cuba como en el extranjero, comenzaron a imitarle. Se cuidaba de que su ejecución en vivo fuera un reflejo lo más exacto posible de lo que se conocía por grabaciones escuchadas. La gente silbaba y tarareaba al compás del sonido de la flauta de Richard en los bailes.

La ejecución de Richard Egües como flautista dentro de su famosa agrupación era como un cursillo de educación musical para el público oyente y bailable que se acostumbró a escuchar el sonido de su flauta, desarrolló un gusto por el instrumento y lo convirtió en otro sonido difícil de superar para los cantantes populares.

Como compositor alcanzó los mayores éxitos con varios cha-cha-chá, entre los que se destacan El bodeguero, Bombón chá, Picando de vicio, Por qué me tienes así. También con sus sones montunos El Cuini tiene bandera, Sabrosona, El trago, La cantina, El Paso de Encarnación y Maloja que obtuvieron un alto nivel de popularidad y difusión en Cuba. Compuso danzones cantados, entre los cuales, Gladys y Cero penas son los más famosos. También compuso boleros, guarachas, canciones, baladas, guajiras  y otros géneros de la música popular cubana que han sido versionados por disímiles cantantes de todos los tiempos.

En los últimos años Richard estuvo incursionando exitosamente en el campo de la música clásica y era solicitado continuamente para grabar piezas igualmente clásicas de la música popular bailable cubana, en varias ocasiones en compañía de Chucho Valdés y otros destacados músicos. Su sonido salió a brillar una vez más durante el boom del Buena Vista Social Club, cuando ofreció una genial improvisación de flauta en la grabación de Tres lindas cubanas.

Este músico cubano, una de las figuras más importantes del arte en la Isla, falleció a los 82 años, después de una prolongada enfermedad, el 1 de septiembe de 2006.

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