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Santa Clara de Asís, primer convento de monjas de clausura en La Habana

El Convento de Santa Clara de Asís fue el primer convento de monjas de clausura que existiera en la villa de San Cristóbal de la Habana. Respondía a una necesidad de sus pobladores que desde comienzos del siglo XVII pedían un lugar de feliz y piadoso retiro para las jóvenes casaderas que no contaban con una dote para el matrimonio, que perdían a sus familiares más allegados o sentían el llamado de la vocación religiosa.


Este artículo es de hace 16 años
El Convento de Santa Clara de Asís fue el primer convento de monjas de clausura que existiera en la villa de San Cristóbal de la Habana. Respondía a una necesidad de sus pobladores que desde comienzos del siglo XVII pedían un lugar de feliz y piadoso retiro para las jóvenes casaderas que no contaban con una dote para el matrimonio, que perdían a sus familiares más allegados o sentían el llamado de la vocación religiosa.

Era por entonces La Habana el más importante puerto de las Américas y las numerosas tripulaciones que hacían estadía aquí, la convertían en una ciudad disoluta y perniciosa para la vida espiritual, especialmente en el caso de las jóvenes casaderas. Tras numerosas gestiones reciben en el Cabildo el permiso real para la fundación el 1634, fijando la dote de las monjas en 2000 ducados y precisando que los dineros para la construcción debían ser aportados por particulares, o sea, que no contarían con el apoyo monetario de la corona. La primera piedra fue puesta el primero de noviembre del 1638 bajo lo que sería el altar mayor. Su fecha inaugural fue en el año 1644.

El antaño convento se encuentra enclavado entre las calles Cuba, Habana, Sol y Luz. Allí radica actualmente el Centro Nacional de Conservación, Restauración y Museología. Aquí se encontraba, también, el mausoleo de piedra donde se enterraba a las monjas hasta comienzos del siglo XX.

La iglesia está formada por una sola nave. Su mayor valor arquitectónico son los techos de alfarjes, entre los de mayores dimensiones en la isla. En los años 80 del pasado siglo, excavaciones realizadas en el coro bajo descubrieron una cripta funeraria con enterramientos primarios y osarios.

Otro detalle relevante de la edificación es la “Fuente de la Samaritana”, la más antigua que se conserva actualmente en la ciudad de La Habana, y su construcción se estima sea del año 1791, aproximadamente.

En el año 1922, las monjas vendieron iglesia y convento y se fueron a una nueva sede, tras lo cual vino una avalancha de cubanos curiosos por lo que habría detrás de aquellas impenetrables fachadas, mientras sobrevenía la decisión de destinarlo a la Secretaría de Obras Públicas, lo que ocurrió en 1926.

En medio del patio de uno de los claustros del antiguo recinto religioso, fue incrustada la Casa del Marino, que hoy funciona como hostal, con aspecto morisco y balcones de madera. Esta fue mandada a construir por un acaudalado armador y corsario para su hija, quien, decidida por tomar los hábitos, puso la propiedad a disposición de las religiosas, muy a pesar de las súplicas del padre de que abandonase la vocación.

En el área de la extensa huerta y patios del convento, se asegura que fueron sepultados los muertos de ambos bandos de la toma de la Habana por los ingleses.

Uno de los más atractivos encantos de este edificio es la profusa presencia de maderas por doquier, desde portones hasta balaustradas; pero donde alcanzan un sitio de más alto nivel es justamente en los techos, donde el trabajo llega a la excelencia entre los alfarjes y sus distintos componentes.

El antiguo convento de Santa Clara de Asís es un sitio muy completo para una agradable visita.

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