Alberto Muller Quintana (La Habana, 1939). Cubano del Cerro. Escritor, periodista y profesor universitario; amante de su familia, de la historia de Cuba y de los vinos españoles; aún juega al tenis con 83 años. Su vida daría para una película sobre el triunfo de la amistad y la lucidez sobre el terror, que vivió en carne propia en las mazmorras castristas de Isla de Pinos.
Joven católico y antibatistiano, su oposición a Fidel Castro, tras haber organizado y dirigido un frente guerrillero en la Sierra Maestra, le costó 15 años de cárcel, donde sufrió simulacros de fusilamiento, torturas como inmersiones en una zanja con excrementos, heridas y golpizas. Bajezas por las que no guarda rencor y, como cristiano, ha perdonado a sus carceleros y torturadores.
Madrid, en mayo y junio, es tiempo de toros y libros, y nuestro invitado está de estreno porque -el sábado 28- firmará ejemplares de sus más recientes libros en la feria de la capital española: Pobre Cuba, título de sus sabrosas memorias, y ¿Por qué Fidel abandonó al Che?, una investigación de años, que concibió como un homenaje a su amigo y compañero de la Agrupación Católica Universitaria, Octavio de la Concepción y de la Pedraja, médico de las guerrillas del Che en el Congo y Bolivia, donde murió en el último combate, antes de que Ernesto Guevara de la Serna fuera detenido.
Vamos a empezar por la actualidad. El presidente Biden acaba de anunciar 12 medidas de reversión parcial de la política del presidente Trump. ¿Cuál es tu valoración sobre el new deal?
Se sabía que la anunciada nueva política del presidente Joe Biden era regresar básicamente a la política de Barack Obama de autorizar remesas y facilitar la reunificación familiar. Medidas todas esperadas y bienvenidas por la mayoría del pueblo cubano de intramuros. El momento de aplicarlas fue lo inoportuno, pues fueron dadas a conocer un día después de aprobado el nuevo Código Penal, que está concebido para reprimir salvajemente al pueblo y que anuncia más castigos a los cubanos que se atrevan a reclamar la libertad, además, anuncia el retorno a los fusilamientos. Un verdadero latrocinio contra al pueblo cubano.
En tu libro sobre el Che, nada más empezar, confiesas que fue una obsesión casi esquizoide investigar la muerte del Che en Bolivia. ¿Por qué? En la guerrilla del Che, en el combate final, muere tu amigo Octavio Concepción y de la Pedraja, ¿cómo lo recuerdas?
Con el Che muere un gran amigo de la Universidad de La Habana y de la Agrupación Católica Universitaria, Octavio de la Concepción y de la Pedraja, alias “Tavito“, “El Médico”, “El Moro”, “Morogoro”, eso me impulsó a la exhaustiva investigación. Un hombre de integridad personal y de coraje.
La historiografía oficial cubana pinta a Guevara como genio militar, pero Bolivia lo desnudó como estratega, pues ni siquiera previó un lugar de encuentro alternativo con Vilo Acuña. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
No creo que el Che sea un genio militar. Sus alzamientos de Salta, Argentina; del Congo y de Bolivia, que lo llevó a la muerte, fueron todos un fracaso monumental. Y en todos repite los mismos errores de desconocer las realidades existentes a su alrededor.
En el caso cubano, la revolución triunfante de 1959, de la que fui parte, logra el triunfo porque el ejército de la dictadura de Fulgencio Batista estaba desmoralizado y no quiso pelear. Adicionalmente, los Estados Unidos finalmente le quitan el apoyo militar a la dictadura de Batista.
Aseguras que el Che sale de Cuba por su postura prochina y antisoviética; pero, ¿cuánto crees que influyó en su partida su derrota frente a Carlos Rafael Rodríguez a cuenta de la polémica de estímulos materiales y morales, donde él hacía de Quijote y el ilustrado comunista de Sancho Panza?
No creo que ese tema haya influido en nada, pues cuando el Che abandona Cuba por su discurso antisoviético en Argel (1965) y tiene el desencuentro de ruptura con Raúl y Fidel a su regreso a La Habana, el propio Fidel era un abanderado defensor del voluntarismo como el Che.
En la reunión que tuvieron Fidel, Raúl Castro y el Che, a su regreso de Argel, Raúl acusó a Guevara de trotskista, y el Che le respondió airado: “Eres un estúpido, eres un estúpido”. Entonces, el Che se marchó de la reunión con un portazo en las narices de ambos.
Y también están dos hechos claves. El primero, ocurrido el 6 de enero de 1959, en la ciudad de Cienfuegos, cuando Fidel Castro se reunió con los comandantes del Segundo Frente del Escambray, Lázaro Ascencio y Armando Fleites, ambos comandantes y amigos cercanos de Fidel Castro, desde la etapa universitaria.
Durante el encuentro, Ascencio le comentó a Fidel que la mayor preocupación de los revolucionarios del Segundo Frente del Escambray era el peligro comunista que se cernía sobre Cuba y su revolución. A lo que Fidel contestó a ambos, sin inmutarse, “no se preocupen, que los únicos comunistas de la revolución son mi hermano Raúl y el Che Guevara: a Raúl -de un manotazo- le quito sus ínfulas de mando y al Che lo envío a un frente guerrillero lejano para que los imperialistas lo liquiden”.
Y el segundo ocurrió durante un corte de caña compartido con el oficial KGB y primer embajador soviético en Cuba, Alexander Alexeiev. Fidel hizo un aparte con el diplomático y le dijo en voz baja: “El Che no está cortando caña en Oriente, se fue para África. No quiero que comuniques esto por radio o clave, pero quiero que lo informes personalmente a tus dirigentes, cuando puedas”.
Aprovecho que mencionas al soviético Alexeiev para preguntarte si conservas un ejemplar de la revista Trinchera, que dirigías en la Universidad de La Habana, y que lo entrevistó. ¿Cómo lo conseguiste?
Lamentablemente, no conservo ningún ejemplar con la entrevista y llevo años intentando saber si existen ejemplares de Trinchera en las hemerotecas cubanas, pero mis esfuerzos han sido infructuosos.
En aquella época aún había libertad de prensa en Cuba y, enterados que el supuesto periodista soviético Alexeiev se alojaba en el hotel Sevilla, llamamos y le pedimos una entrevista, con una pequeña mentira, diciéndole que éramos jóvenes de orientación marxista descontentos con el posicionamiento del Partido Socialista Popular (comunista) con Fulgencio Batista; se lo creyó y accedió.
Sería útil encontrar un ejemplar de Trinchera con la entrevista a Alexeiev, aunque lo ideal sería poder contar con la colección completa.
El fracaso del Che en el Congo coincide con la celebración de la reunión de la Tricontinental en La Habana. ¿Compartes la tesis de que Castro no podía dejar regresar a Guevara, como un Quijote derrotado con el riesgo de que revolucionara la reunión de OLAS, y por eso filtró la carta de despedida, bajándole la ventanilla?
Los soviéticos eran los primeros que querían al Che fuera de la escena cubana, por su trotskismo militante y su defensa de los chinos. Y Fidel se desvela entonces como el gran defensor de los soviéticos. Hay un historiador cubano, César Reynel Aguilera, que afirma que el compromiso de Fidel con la inteligencia soviética viene de antes del ataque al Cuartel Moncada, en 1953.
Vamos a Bolivia. Tu libro aborda el error de escoger a Bolivia como foco principal de la guerrilla, tras la negativa del Partido Comunista de Perú, que era el destino inicial. Tu investigación reitera la tesis de La Habana de una supuesta traición de Mario Monje, cuando él únicamente se compromete con Fidel a apoyar el tránsito hacia Argentina del Che, quien, al recibirlo en la casa de calamina, le dice: “Perdóname, Mario, te hemos engañado”.
Primero hay una conversación de Mario Monje con Fidel Castro en 1963, donde ambos reconocen que Bolivia no tenía condiciones para una guerrilla por la Reforma Agraria del gobierno de Paz Estenssoro, en 1953, que había repartido tierras a los campesinos.
Segundo, Fidel Castro se niega a que el Che fuera a Argentina a imponer un proceso guerrillero, pues el Partido Comunista argentino era prosoviético y defendía la vía electoral, en vez de la lucha armada.
Tercero, desde el inicio, la participación de Monje o la promesa de ayudar a la guerrilla del Che fue una ficción o mentira, pues, desde hacía mucho tiempo, el Partido Comunista boliviano defendía la tesis electoralista de la URSS y rechazaba la violencia guerrillera. Inclusive, años después de la muerte del Che, en una entrevista en Moscú, Mario Monje confiesa que la compra de la finca con la casa de calamina no obedeció a ninguna observación estratégica seria.
¿Qué explicación has encontrado a que Tania, la guerrillera que nunca disparó un tiro y fue entrenada por la Stasi y la DGI cubana, cometiera el costoso error, casi infantil, de abandonar su puesto en La Paz, que le cuesta una bronca del Che, cargar toda la información sobre la guerrilla y la red urbana en un jeep y dejarlo abandonado frente al hotel del italiano en Camiri?
Tania, desde hacía tiempo, tenía una relación sentimental con el Che. Y eso lo explica todo, quería estar cerca del Che.
Pero aquí en este punto hay que mencionar que el verdadero agente de Inteligencia que Fidel tenía sembrado en La Paz, de nombre Renán Montero, alias Iván, que estableció amistad personal con el presidente René Barrientos, y que iba a ser el contacto de inteligencia del Che en Bolivia, recibe la sorpresiva orden de Fidel de que salga de Bolivia, y deja al Che abandonado. Fidel Castro y la Inteligencia cubana nunca han podido explicar razonablemente la retirada de Renán Montero de La Paz.
Este es precisamente uno de los eslabones o argumentos más fuertes en el análisis sobre el abandono del Che. Los otros son: el discurso anti-soviético del Che en Argel (1965), que se convierte en un punto de inflexión; la escogencia de Bolivia como lugar para la guerrilla; la solicitud a un Partido Comunista boliviano, que era pro-soviético, para ayudar y/o acompañar al Che en la jornada guerrillera.
En Bolivia, murieron cubanos y bolivianos en la flor de sus vidas, incluido tu amigo Octavio, el médico. ¿Quién o quiénes son los responsables de esas muertes?
Fidel Castro y la Inteligencia cubana son los responsables directos de la muerte del Che y sus guerrilleros.
Manila, como los denomina el Che en su Diario. Eso es lo que quería desesperadamente la inteligencia soviética. Y Fidel lo cumplió al pie de la letra, la eliminación del Che.
El propio Che sentado en el sillón de dentista de Luis Carlos García Gutiérrez, Fisín, el maxilofacial que transforma su cara y aspecto, para convertirlo en Ramón, le dice: Ay, doctor, no se preocupe por esa carie que -dentro de seis meses- mi calavera será comida de los puercos. ¿Crees que él sabía que Fidel lo mandaba a una muerte segura?
Desde que el Che sale de Cuba hacia el Congo, su relación con Fidel era precaria. El Che era prochino. Y Fidel era prosoviético. En esa época, ambos campos se odiaban con frenesí. Pero hay otros desencuentros muy emocionales posteriormente entre ambos. El tratamiento casi de ignorar los reclamos de Celia, la madre del Che, por parte de Fidel Castro y su gobierno. La publicación de la carta privada de despedida del Che a Fidel. El Che lo interpretó casi como una delación.
Cristo, te amo, no porque bajaste de una estrella, sino porque me revelaste que el hombre tiene lágrimas, congojas. ¿Ese es el epitafio del Che?
Esa despedida poética –casi un epitafio como dices– la tomé del libro del historiador argentino Pacho O’Donell, con el cual tuve la oportunidad de conversar en dos ocasiones. Desde mi punto de vista, el autor de la mejor biografía que se ha escrito sobre el Che.
Y vamos ahora a tus memorias. Cuéntanos el lío con la corona a José Martí en 1960, en medio de la visita del primer ministro ruso Anastás Mikoyán.
Cuando un grupo de estudiantes revolucionarios de la Universidad de La Habana, entre los que me encontraba, nos enteramos, en diciembre de 1960, de la invitación de Fidel Castro a Anastás Mikoyán, el viceprimer ministro soviético que había ordenado a las tropas de la Unión Soviética aplastar con sangre el levantamiento libertario de estudiantes y militares en Budapest, Hungría, en 1956, inmediatamente nos reunimos.
Y en esa reunión nos preguntamos: ¿cómo es que el primer invitado internacional de Fidel Castro a Cuba después del triunfo de la revolución sea este criminal de guerra, Mikoyán? En lugar de invitar a Rómulo Gallegos, Charles de Gaulle, Don Pepe Figueres o a Dwight Eisenhower, invita a Cuba a un estalinista connotado. Fue una señal o una primera señal de alta política de las intenciones de Fidel Castro. La otra señal de importancia anterior fue el encarcelamiento del comandante Huber Matos, simplemente por haber renunciado al Ejército Rebelde, por la infiltración comunista que Fidel Castro estaba permitiendo en Cuba, en todos los niveles del gobierno.
Por tal razón, organizamos la protesta en el Parque Central de La Habana, el 5 de febrero de 1960, contra la visita a Cuba de Mikoyán. Recuerdo que fuimos detenidos 24 horas. Mientras estuve detenido en la sede de la Seguridad del Estado, me visitó mi amigo “Tavito”, Octavio de la Concepción y de la Pedraja, al que le dedico el libro ¿Por qué Fidel abandonó al Che?
Después, logras asilarte en la embajada de Brasil en La Habana y viajas a Estados Unidos, pero vuelves y formas un frente guerrillero en la Sierra Maestra contra Fidel Castro. ¿Cómo organizaste todo y cómo fue tu captura?
Nosotros, un grupo de estudiantes revolucionarios al triunfo de la revolución, nos fuimos con el Ministerio de Agricultura, dirigido por el comandante Humberto Sorí Marín, a construir escuelas en la Sierra Maestra y a alfabetizar a los campesinos y a sus hijos. Por eso conocíamos toda esa zona montañosa y a sus campesinos, que eran nuestros amigos.
En 1960, al llegar exiliado a Miami, nos reunimos y acordamos formar el Directorio Revolucionario Estudiantil (DRE) y se me designa su Secretario General. Al estar en primera fila, pues fui el primero en ingresar clandestino a Cuba para dirigir la lucha contra el régimen de Fidel Castro, que para nosotros era un traidor a la revolución cubana.
Lamentablemente, la confrontación contra el régimen de Fidel Castro fracasó, básicamente porque el régimen castrista recibió toda la ayuda militar requerida y necesaria de la URSS. Y eso lo confiesa Nikita Kruschev en sus memorias. Y los cubanos libres no recibimos la ayuda prometida por Eisenhower y Kennedy. Fue una guerra muy desigual. Ellos tenían las armas soviéticas. Y nosotros no teníamos armas.
¿Qué fue lo peor y lo menos malo de tus 15 años de cárcel?
Lo más atroz de mis 15 años de presidio político fueron las torturas que relato en mi libro de memorias, Pobre Cuba. En mi pierna derecha tengo el recuerdo de dos cicatrices de sendos bayonetazos durante el salvaje Plan de Trabajo Esclavo, en la prisión de Isla de Pinos. El simulacro de fusilamiento. La tortura en la zanja con excrementos. Los dos años en celdas de aislamiento y los golpes de bayonetas sobre mi cuerpo.
Y yo diría lo bueno, no lo menos malo, es que los perdoné a todos los que me maltrataron e hirieron salvajemente. Me liberé del rencor que disminuye y ata.
¿Cómo ha sido tu vida en Miami?
Cuidar a mi familia, trabajar como periodista y escribir mis 10 libros publicados.
¿Cómo es la Cuba con la que sueñas?
Libre y soberana. La misma que prometió Fidel Castro en el Pacto de México con José Antonio Echeverría y Frank País (1956), y en el Pacto de la Sierra Maestra (1958) con Felipe Pazos y Raúl Chibás, y al final traicionó miserablemente.
Sueño con una Cuba libre y justa, como la que proclamó siempre el Apóstol de nuestra independencia José Martí y por la cual murió en el combate de Dos Ríos. Una Cuba “con todos y para el bien de todos”.
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