Suecia volvió a alzar la voz en contra del Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación (ADPC) de la Unión Europea (UE) y anunció su voluntad de abogar por su revisión en el marco del Consejo de la UE y su política exterior.
Así lo hizo saber el Ministro de Desarrollo y Comercio Exterior, Johan Forssell, quien criticó la política de “compromiso constructivo” de la UE con el régimen cubano por inefectiva.
“El ADPC se aplica de forma provisional desde hace poco más de cinco años. La situación en Cuba es sumamente preocupante. Los informes de tortura en las cárceles cubanas son alarmantes”, indicó el ministro durante una sesión de control parlamentario al ejecutivo sueco.
Respondiendo a la pregunta planteada por el diputado socialdemócrata Björn Söder sobre el acuerdo de la UE con el régimen cubano y su financiación, el ministro Forssell afirmó que “la situación en Cuba durante los últimos cinco años no ha mejorado, a pesar de los esfuerzos tanto de Suecia como de la UE para promover la democracia y los derechos humanos en el país”.
“En cambio, la situación ha empeorado en algunas partes”, resaltó. Más allá del diagnóstico, el titular sueco de Desarrollo y Comercio expuso las guías de acción de Suecia en relación con este asunto, indicando que “Suecia sigue teniendo claro (…) que la actual política de compromiso con Cuba no está teniendo el efecto deseado”
Sin embargo, Forssell explicó que para que esta política y su herramienta principal (el ADPC) sea revisada por la UE, “se requiere del apoyo de varios Estados miembros”.
El pronunciamiento del gobierno sueco se efectuó a mediados de noviembre, poco antes de la visita del Representante de la UE para los Derechos Humanos (DDHH), Eamon Gilmore, a la capital cubana, para participar en el IV Diálogo de Derechos Humanos entre Cuba y la Unión Europea.
Según Forssell, su visita constituiría “una oportunidad para que la UE transmita claramente a Cuba nuestra opinión sobre la evolución del país”.
La visita de Gilmore tenía el objetivo de “analizar la situación creada antes, durante y después de las manifestaciones y detenciones” del 11J, según dijo en mayo el Alto Representante, Josep Borrell, durante su visita a La Habana.
Pero después de tres días en la capital cubana, Gilmore apenas dedicó un pequeño hueco en su agenda para reunirse con los familiares de cuatro presos políticos, y declarar que en los otros encuentros con funcionarios y adeptos a la llamada “revolución” se había “discutido de todos los temas”, dando un espaldarazo político al régimen totalitario, travestido de dialogante.
Dentro de la sociedad civil independiente cubana, la sensación es que, con su viaje y sus declaraciones, Gilmore volvió a relegar las expectativas de activistas, opositores y periodistas independientes cubanos en el entramado de relaciones que pretende construir la UE con el régimen cubano a través del ACDP.
A mediados de julio, el gobierno de Suecia se mostró favorable a la revisión del ADPC debido a las continuas violaciones de los derechos humanos en el país.
“Hay razones que hablan a favor de una revisión de la política de compromiso y el acuerdo ADPC, incluida la ayuda de la UE a Cuba. Tal revisión debería centrarse en cómo la UE puede presionar mejor al gobierno cubano para promover el desarrollo democrático. En lo que respecta al apoyo a la oposición democrática, no descartamos una cooperación más estrecha con los Estados Unidos”, contestó en el parlamento sueco Tobias Billström, Ministro de Asuntos Exteriores de Suecia.
A preguntas de la oposición, Billström explicó que “anteriormente, la UE tenía una política más acorde con la política de aislamiento de Estados Unidos hacia Cuba y en 2003 introdujo sanciones políticas contra Cuba, lo que significó que terminaron todos los contactos oficiales con el gobierno”.
“Las medidas se levantaron posteriormente en 2008, cuando se consideró que eran ineficaces y no tuvieron el efecto deseado. Ante esto, la UE optó por centrarse en el diálogo para buscar lograr el cambio, a lo que se sumó el acuerdo entre la UE y Cuba sobre diálogo político y cooperación. Lamentablemente se puede afirmar que este acuerdo tampoco tuvo el efecto deseado, pero la represión en Cuba ha continuado y en algunas partes ha empeorado”, concluyó.
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