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Reflexiones sobre los negocios privados en Cuba

Debido a las flexibilizaciones que se han dado en la economía cubana durante los últimos años, resulta provechoso visualizar, comprender y profundizar en algunos detalles acerca de la ampliación de los negocios privados que surgen en el país. En entrevista con Juan Triana, profesor de la Universidad de La Habana, se intenta un acercamiento al asunto.

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Este artículo es de hace 9 años

Debido a las flexibilizaciones que se han dado en la economía cubana durante los últimos años, resulta provechoso visualizar, comprender y profundizar en algunos detalles acerca de la ampliación de los negocios privados que surgen en el país. En entrevista con Juan Triana, profesor de la Universidad de La Habana, se intenta un acercamiento al asunto.

¿Cuáles son las posibilidades reales que aporta el cuentapropismo al desarrollo de la economía cubana?

Tiene muchos ángulos: está el tema del empleo, el de la complementación productiva que puede existir y el ángulo de la generación de servicios y productos que no es eficiente hacerlo desde el Estado o desde grandes empresas. Cuentapropismo, así lo llamamos nosotros, como una manera de focalizarlo en Cuba, pero esta no es más que una versión cubana de algo que es la empresa personal, la microempresa. En todos los sistemas industriales existen nichos y los hay para escalas muy pequeñas de producción y otros para escalas muy grandes. Cuba durante mucho tiempo tuvo esos nichos desiertos y muchos fueron asumidos por el Estado desde otra perspectiva: cubrirlos desde empresas más grandes, que resultaron ineficientes.

Primero, yo creo que siempre hay que empezar por lo más general, lo teórico. En este caso, la microempresa o el autoempleo tiene la misión o la función de cubrir esos nichos de pequeña escala y de servicios que grandes empresas estatales o privadas no pueden hacerlo.Eso pasa en todos los países del mundo; Japón es un ejemplo.

Segundo, en el caso cubano tiene la posibilidad realmente de ocupar y de llenar espacios que no existían, desde el punto de vista de la producción de bienes y servicios.

Además, es un sector que contribuye a la generación de innovaciones, constantemente se está reinventando. Hay países en el mundo en que la experiencia de la innovación y el cambio técnico a pequeña escala también es importante.

¿Por qué siendo estas nuevas medidas económicas favorables para el país, ocurren 50 años después del triunfo revolucionario?

Pasamos 50 años para convencernos de que había que hacer otras cosas. ¿Por qué ahora? Porque el Estado está convencido que hay un grupo de servicios y de productos que no tiene como hacerle frente. Porque es funcional una concepción donde el Estado es más pequeño, pero más fuerte estratégicamente. Todo eso se ha combinado en este momento y es fantástico.

Otorgar cierto grado de autonomía al sector trabajador privado podría hacer que la idea del socialismo sea reversible. ¿Cómo llevar a cabo los cambios para que esto no suceda?

Yo no sé si puede ser reversible el socialismo. Ya de hecho fue reversible y no precisamente por otorgarle ciertas libertades al sector privado, lo fue en la Unión Soviética, en los países del campo socialista y ahí no se les concedió nada a los trabajadores privados, todo lo contrario.

Lo primero es saber qué es el socialismo cubano, que no lo sabemos. Se trata de una estructura de propiedad y formas de producción, en las que hay que determinar cuáles son las predominantes, en qué aspectos lo social debe ser predominante o la propiedad social debe prevalecer. No porque el Estado sea más grande el socialismo es más fuerte, definitivamente.

Todos estos cambios implican, por supuesto, un cambio de mentalidad a distintos niveles, ¿este cambio de mentalidad debe partir solo del pueblo?

El cambio tiene que ser de todo el mundo. En Cuba el 75% de la población nació después de la Revolución, por tanto nuestras mentes están estructuradas en función de una manera de hacer de la Revolución y la forma de actuar de esta estuvo dentro de una concepción más general: cómo queríamos que fuera el socialismo, muy parecido al del campo socialista. De ahí que todo el mundo tiene que cambiar, desde el pueblo hasta los dirigentes que son los que están fomentando el cambio y sus mentes no han cambiado todavía. De hecho a algunos habría que cambiarles no la mente sino la cabeza porque están muy estructurados: a los abuelos no se les puede cambiar la silla de donde la tienen.

¿Cree en la posibilidad real de que cambie el panorama en Cuba?

Las cosas van a cambiar aunque no lo queramos. Lo peor que puede pasar es que se pretenda evitar que las cosas cambien, porque la vida es muy dinámica. Las cosas pueden cambiar o porque se logra dirigir el cambio o porque el cambio logra imponerse a las aspiraciones. Pienso que cambios van a haber y lo bueno sería poder manejarlos, poder anticiparlos y más o menos tener un plan de hacia dónde deben cambiar las cosas. Uno lo logra anticipándose al cambio, o manejándolo, o sencillamente el cambio se logra solo, a contrapelo de uno. Creo que es preferible manejarlos.

Es bueno haber tenido un documento como el que tenemos ahora, los Lineamientos. Satisfaga un poco más, un poco menos, pero es mucho mejor que lo que teníamos, que era un documento de hace quince años del V Congreso del Partido. Los Lineamientos anticipan algunas cosas, fomentan otras, incorporan cambios que ya se dieron. Lógicamente dentro de tres o cuatro años habrá que volver a hacer otros lineamientos porque esos ya los habremos cumplido. Un día se nos acabarán los lineamientos, habrá que hacer otros. Tendremos que volver a sentarnos, como se hizo esta vez de manera consensuada y pensar hacia dónde queremos movernos, porque de todas formas las cosas van a cambiar.

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