La polémica está servida: en una apología al reggaeton urbano o de calle, como lo nombra, El Chacal ha emplazado públicamente a sus compañeros de profesión El Magnífico y Yulien Oviedo, ¿será este el comienzo de una escalada de careos públicos entre ellos?
La sana confrontación entre artistas cubanos es una vieja conocida: desde los decimistas hasta los más conocidos exponentes de la música popular cubana ¿quién no recuerda, acaso, los pegadizos estribillos de Manolin El Medico de la Salsa, Paulo FG, Isaac Delgado, La Charanga y de otros que han usando las tablas como el enclave perfecto para ganar terreno, confrontar, competir y hacerse un hueco en la preferencia de los fans...? ¿Pero son estas las formas y es este el escenario? ¿No estaremos pasando un delicado límite entre la confrontación, el sano contrapunteo musical y la abierta ofensa personal, entre lo popular y lo vulgar?
La música no sólo es un talismán que divierte y engrandece a nuestra especie, es también y debe ser, tribuna que aproveche su oportunidad de llegar a muchos para unir y no para separar.
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