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Bebidas con cubitos de hielo de glaciar noruego: ¿lujo o locura?

En total, unos 22 millones de cubitos al año, cantidad acordada con las autoridades, podrían venderse a los exclusivos consumidores. París, Londres, Dubái, Mónaco o Nueva York estarían entre los clientes potenciales de esta nueva modalidad de oferta gastronómica de lujo.

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Este artículo es de hace 8 años

Tomarse una bebida con cubitos de hielo del segundo mayor glaciar de Noruega, el Svartisen, será, quizás, dentro de poco una realidad al alcance de algunos. Al menos, eso es lo que planea la empresa noruega Svaice, que pretende extraer cubitos de 'hielo de gran calidad' para ofertar en exclusivos bares, restaurantes y cruceros del mundo.

En total, unos 22 millones de cubitos al año, cantidad acordada con las autoridades, podrían venderse a los exclusivos consumidores. París, Londres, Dubái, Mónaco o Nueva York estarían entre los clientes potenciales de esta nueva modalidad de oferta gastronómica de lujo.

La noticia, como es de esperar, ha despertado las alertas y enfadado a los colectivos ecologistas y ciudadanos todos, que se preocupan por la conservación del medio ambiente y sus riquezas.

Los empresarios promotores de la idea, no obstante, argumentan que con su proyecto no estarían violentado ningún proceso ni dañando ecosistemas, dado que los glaciares están destinados a desaparecer: "No estamos destruyendo nada para las futuras generaciones y la cantidad de hielo que vamos a sacar es literalmente sólo una taza de agua dentro del océano". Sin embargo, estas explicaciones no parecen convencer a quienes se preocupan por el derretimiento del glaciar y su posible desaparición.

WWF, la mayor organización conservacionista independiente en el mundo, califica la propuesta de completa locura. "No puedo imaginar cómo podría ser sostenible extraer hielo en helicóptero y transportarlo en avión alrededor del mundo", señaló su secretaria general en Noruega Nina Jensen, aludiendo al gasto energético que la extracción y conservación del hielo implicaría.

Aunque la compañía noruega, creada a finales del 2014, ha salido al paso a estas críticas indicando que pretende hacer las transportaciones por mar y aclarando que emplearán energías renovables lo cierto es que esta nueva opción de consumo extravagante y ostentoso, que se basa en ofertar hielos más naturales, con estructuras de cristales más compactos y por tanto, de derretimiento más lento, no parece ganarse muchos adeptos.

Disfrutar de hielos más puros -pues se formaron aparentemente 'libres' de contaminación-, de bebidas más frías por un tiempo más prolongado o del placer de sentirse beneficiario de un servicio exclusivo y extravagente, no parecen razones suficientes para poner en riesgo a este glaciar, con una superficie de 369 km² y calificado como 'en retroceso'.

(Imagen tomada de Internet)

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Marlén González

(La Habana, 1978) Lic. en Filología hispánica y Máster en Lexicografía. Ha sido profesora en la Universidad de La Habana e investigadora en la Universidad de Santiago de Compostela.


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Marlén González

(La Habana, 1978) Lic. en Filología hispánica y Máster en Lexicografía. Ha sido profesora en la Universidad de La Habana e investigadora en la Universidad de Santiago de Compostela.