En política, el lenguaje escrito o verbal cuenta tanto como el lenguaje corporal o simbólico. En todas las academias de diplomacia del mundo se enseña el peso de los gestos, las poses, los ademanes, los tempos empleados durante reuniones de alto rango. Todo cuenta.
Y sobre todo cuenta el lenguaje simbólico de los saludos. Las famosas fotos oficiales entre los estadistas son manuales de enseñanza para detectar lo que se quiere decir con el lenguaje corporal, aunque la diplomacia obligue a sonrisas y diálogos bilaterales.
A juzgar por las fotos oficiales publicadas por la propia prensa cubana de los encuentros sostenidos por Miguel Díaz-Canel y varios mandatarios de otras naciones presentes en la Asamblea de las Naciones Unidas, estos han querido mantener una evidente distancia con el gobernante cubano.
Empezando por la foto con Mauricio Macri. Llama la atención la distancia entre los brazos y el cuerpo de cada presidente a la hora del saludo oficial. Miguel Díaz-Canel debe extender prolongadamente su brazo para alcanzar la mano del dignatario argentino, que apenas aleja el suyo del cuerpo. La posición del brazo de Macri es en forma de “L”, mientras que Díaz-Canel debe mantener su extremidad diagonalmente.
“El mensaje corporal es demasiado obvio” – dice a CiberCuba el profesor Raúl Kramni-Toledo, catedrático de diplomacia en las Universidades de Buenos Aires (Argentina) y Michigan (Estados Unidos) – “cuando obligas a un mandatario a extender su mano para estrechar la tuya, hay una marcada intención de distanciamiento, en las normas diplomáticas esto se entiende como non-gratifying, o sea, te están queriendo decir que tu saludo no les resulta gratificante”.
Cuando obligas a un mandatario a extender su mano para estrechar la tuya, hay una marcada intención de distanciamiento, en las normas diplomáticas esto se entiende como non-gratifying, o sea, te están queriendo decir que tu saludo no les resulta gratificante
Pero la foto con Macri no es la única.
En la foto con la presidenta de Croacia, Kolinda Grabar-Kitarovic, ese distanciamiento con el presidente cubano se hace aún más evidente. La mandataria coloca el cuerpo totalmente de frente, desentendiéndose de la persona a su lado, y pone nuevamente el brazo muy cerca de su torso, en forma de “L”.
“Me llama la atención incluso en esa foto que la mano de Kolinda está incluso ligeramente inclinada hacia debajo” – dice el profesor Kramni-Toledo-. “No entrelaza su mano con Díaz-Canel en forma horizontal, sino que la deja caer hacia abajo. Eso refuerza todavía más la idea de desagrado. Esa foto en particular podría emplearse en las academias de lenguaje corporal diplomático”.
En la foto con el mandatario panameño Juan Carlos Varela, y con el presidente español, Pedro Sánchez, la historia se repite: ambos obligan a Díaz-Canel a ser él quien extienda su brazo para alcanzar el saludo de su interlocutor.
“¿Sabes por qué la intención es evidente?” – prosigue el académico residente en Michigan- “Porque eso se resuelve simplemente acercándose. Cuando Macri o Kolinda se mantienen alejados de Díaz-Canel, y colocan la mano lejos de éste, ahí hay una intención que se habría evitado con solo colocarse ligeramente más cerca de éste”.
La explicación parece ser evidente en el único caso publicado hasta el momento por la prensa cubana, donde un mandatario evitó la escena diplomáticamente embarazosa a Díaz-Canel: Cyril Ramaphosa, el presidente sudafricano, bastante fraternal con el Gobierno de La Habana.
En esta foto oficial, aunque Ramaphosa mantiene también su brazo en forma de “L”, la cercanía con Díaz-Canel impide que este quede en una posición desbalanceada a la hora del saludo.
No es coincidencia que los otros cuatro mandatarios sean ideológicamente adversos a la política de los Castro en Cuba, aunque el presidente español recién aceptara una invitación para viajar a La Habana.
Miguel Díaz-Canel es considerado un advenedizo en estas lides, y podría aventurarme con que esos pequeños gestos le transmiten ese mensaje, muy sutilmente. En el lenguaje corporal nada es casual
La conclusión de los expertos es todavía más radical: “Si me preguntas, yo creo que hay una intención incluso de burla o ridiculización a niveles diplomáticos. Miguel Díaz-Canel es considerado un advenedizo en estas lides, y podría aventurarme con que esos pequeños gestos le transmiten ese mensaje, muy sutilmente. En el lenguaje corporal nada es casual”.
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