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Habaneros lamentan la escasez de café y critican sus precios en dólares

Vendedores y consumidores se quejan de la escasez de café en La Habana

Café en una tienda de La Habana Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 4 años

El café con chícharo molido está muy adulterado: es demasiado negro, demasiado oscuro. Emma lo sabe bien. Lleva más de cuatro años vendiendo la tacita de café a peso en los bajos del edificio donde vive en Centro Habana. No obstante, el café con chícharo es la primera -¿qué digo la primera?- la única alternativa, que tienen casi todos los amantes de esa infusión en Cuba.

De ahí que Emma tenga demanda asegurada, aunque a menudo la golpee el déficit de café. Su caso es el de decenas de ancianos, retirados y/o desempleados que “hacemos el pan” con el café malo. Abuelas y abuelos que se sientan en la puerta de su casa, a las afueras de un centro de trabajo o en medio de un parque, para ofrecerle una taza a los viandantes.

-"¿Vendes la misma cantidad a cualquier hora del día?", le pregunto a una mulata que excede los 60 años. Son las ocho de la mañana de un día cualquiera entre semana.

-"No, mija, la mejor hora es el amanecer, más cuando hay un poquito de frío y el que va caminando de un lugar a otro busca con qué calentarse. Pero también hago algunos pesitos por las tardes, cuando la gente sale del trabajo".

Sin embargo, dicen que el negocio se ha puesto malo en las últimas semanas, que no aparece ni el café tostado y molido, en casas, le recuerdo mientras ella acomoda los vasos diminutos en que sirve el café a sus clientes.

-"Así mismo. No sé qué pasa que no aparece ni el que tuestan algunos en sus patios ni los paqueticos que venden por la libreta de abastecimiento y que en la calle valen diez pesos cubanos. Hace más de veinte días que nada más puedo hacer la colada de por la mañana".

La escasez de café que afecta a La Habana contrasta con el hecho de que el gobierno de la isla apuesta por exportar el aromático grano que se cotiza a unos 4.000 dólares norteamericanos la tonelada. De acuerdo con los expertos cubanos, si se produce el grano con denominación de origen, o sea, de un área o productor específicos, el precio de la tonelada puede llegar a más de 6.000 dólares.

Al respecto, asegura Celia, de 32 años, que no podemos comprar el café que se vende en las tiendas en dólares porque cuestan un ojo de la cara y la mitad del otro, pero últimamente ni ahí uno lo encuentra. Ni siquiera los revendedores tienen La Llave, Pilón o Bustelo, que traen de Miami.

Recientemente, el gobierno presentó una nueva marca de café cubano, con motivo del 500 aniversario de la fundación de La Habana, pero la ciudad sigue padeciendo una escasez notable del apreciado grado por la mayoría de cubanos, que suele beber varias tazas al día en pequeñas cantidades.

Casi nadie puede pagar los precios del Serrano o el Arriero, marcas cubanas. A veces aparece algún paquete de Regil, que es de los más económicos que hay en divisas, pero es bastante malo, medio aguado. Es ínfimo el número de cubanos que puede gastarse entre siete y 14 CUC en un paquete de café que no le alcanzará para pasar el mes tomando al menos una tacita diariamente, explica la artesana Celia.

De los productos que los cubanos compran mensualmente de manera normada y a precios subsidiados por el estado en las bodegas, el café es casi siempre el último en llegar. No obstante, en los últimos meses sus retrasos han sido más marcados, refiere Dignora, residente en el capitalino municipio de Boyeros, en octubre compramos el café como el día 15 y este mes, por el estilo. A mí no me extrañaría que, con los problemas de producción que ha habido en provincias como Ciego de Ávila y Camagüey, nos lo quiten pronto, añade la habanera.

Vivimos a expensas de que llegue el café a la bodega, aunque viene mezclado con un 50 por ciento de chícharo y toca a un paquete por persona. Además de que nos lo dan tarde, ya no lo hay ni por la izquierda (mercado negro), confiesa. Si bien son conocidas las condiciones de suelo, altura y microclima que tienen territorios como Santiago de Cuba y Guantánamo (los mayores fabricantes de café en el país), factores como las sequías, las lluvias intensas y las inundaciones, al igual que el déficit de materias primas y el atraso tecnológico de las industrias, afectan la producción.

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