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Faure Chomón, superviviente anticomunista

El comandante Faure Chomón Mediavilla ha muerto en La Habana, tras una amplia hoja de servicios a Fidel y Raúl Castro Ruz

Faure Chomón junto a Raúl Castro © Faure Chomón Mediavilla
Faure Chomón junto a Raúl Castro Foto © Faure Chomón Mediavilla

Este artículo es de hace 4 años

Faure Chomón Mediavilla (Manatí, 1929 - La Habana, 2019) fue un anticomunista que siempre sobrevivió a los vaivenes históricos de la segunda mitad del siglo XX en Cuba; donde las muertes ajenas impulsaron su carrera, abrigado en los equilibrios de poder; aunque despreciado por Fidel y vigilado por Raúl, conocedores de sus veleidades y traiciones.

Chomón sobrevivió al descabezamiento del Directorio Revolucionario en los ataques al Palacio Presidencial y Radio Reloj (1957), al asesinato de Humbold 7 (1957), a las broncas entre Che Guevara, Eloy Gutiérrez Menoyo y Félix Tórres en el Escambray (1958), a su órdago de "armas para qué" a Fidel Castro (1959), al fusilamiento de Marcos Rodríguez (1964) y a los embates de la cúpula del Partido Socialista Popular (PSP).

Con su muerte, desaparece la penúltima figura del Directorio Revolucionario, una de las tres fuerzas que luego desembocaron en los gérmenes del Partido Comunista de Cuba (PCC); pese a su ideología anticomunista y católica, incluido su principal dirigente, José Antonio Echeverría Bianchi. Y de la que muchos fundadores e integrantes desertaron y hasta se exiliaron al sentirse arrinconados por la alianza táctica entre el Movimiento 26 de Julio y el PSP, que luego fue desmantelado con sendos manotazos de Raúl Castro y Ramiro Valdés, en lo que se conoce como la Microfracción.

Los asesinatos de José Antonio Echevarría y de los mártires de Humbold 7 y la muerte de Carlos Gutiérrez Menoyo y Menelao Mora abrieron la puerta a que Chomón se encumbrara en el Directorio Revolucionario y -junto a Eloy Gutiérrez Menoyo- creara la columna guerrillera II Frente del Escambray, donde chocaron con los comunistas Félix Tórres (PSP) y Ernesto Guevara (Ejército Rebelde); aunque luego, el castrismo y el propio Faure Chomón se encargaron de modificar la historia para culpar a Gutiérrez Menoyo de aquellos encontronazos.

En 2011, Fidel Castro molestó a los viejos combatientes del Directorio Revolucionario con la publicación de una carta, fechada en 1958, y dirigida al Che Guevara, al que reprende por "estar cometiendo un grave error político al compartir tu autoridad, tu prestigio y tu fuerza con el Directorio Revolucionario (...) No tiene sentido aupar a un grupito cuyas intenciones y cuyas ambiciones conocemos sobradamente, y que en el futuro serán fuente de problemas y dificultades”, escribía el jefe de la revolución desde Palma Soriano, calificando a las fuerzas del Directorio de “soberbios y presumidos”, que pretenden erigirse en fuerza militar autónoma para “presentarse el día de mañana con toda clase de pretensiones”.

La carta forma parte del libro "La contraofensiva estratégica", otro volumen de la factoría Consejo de Estado que intenta contar la historia de la manera más conveniente para Fidel Castro; a quien Faure Chomón escribió para pedirle que su misiva al Che no fuera publicada en la prensa cubana. Pero ya la carta había trascendido y molestado. El destinatario nunca respondió al remitente.

En 1959, con la entrada de Fidel Castro a La Habana, el Ejército Rebelde y el Movimiento 26 de julio chocaron con el Directorio porque Faure Chomón y sus compañeros se atrincheraron armados hasta los dientes en el Palacio Presidencial y Fidel Castro lo doblegó con su acostumbrado movimiento de masas y una consigna: ¿Armas para qué? Le perdonó la vida, pero nunca más se fío de él, y lo mandó a Moscú (1960) de embajador para que informara sobre sus adversarios ideológicos y, a su vez, mantenerlo alejado del forcejeo que se produjo hasta el alumbramiento del PCC, en octubre de 1965; año en que fue nombrado Ministro de Transporte para sustituir al santiaguero, médico y guevariano Omar Fernández Cañizares.

En 1970 fue destituido como ministro tras una gestión desastrosa, que es endémica en Transportes de Cuba; y hasta 1976, cuando fue nombrado Primer Secretario del PCC en la nueva provincia de Las Tunas, su tierra natal; participó en la construcción del acueducto de esa ciudad del oriente cubano. En 1980 cesó como dirigente comunista provincial y regresó a la carrera diplomática siendo embajador en Ecuador, Bulgaria y Viet Nam, un destino que parecía reservado para históricos del Directorio Revolucionario, pues antes había representado a la isla en Hanoi, su compañero de insurrección, Julio García Olivera.

Su papel como testigo en el juicio a Marcos Rodríguez, que también fue un juicio paralelo a los comunistas que no se doblegaron a Castro, fue clave en su resurrección por la manera servil en que usó los argumentos del poder; coyuntura que usó -además- para escamotear las dudas sobre su verdadero papel en la masacre de Humbold 7, tras la publicación de las Memorias del coronel batistiano Esteban Ventura Novo, que identifica a Chomón, como uno de los delatores de José Machado Rodríguez, Juan Pedro Carbó Serviá, Fructuoso Rodríguez Pérez y Joe Westbrook Rosales.

Solo cuando pueda accederse al Archivo Secreto del Buró de Represión de Actividades Comunistas (BRAC), que el capitán José de Jesús Castaño Quevedo entregó ingenuamente al Che Guevara y Ramiro Valdés, en la fortaleza de La Cabaña, se podrá conocer los verdaderos delatores de los jóvenes antibatistianos. Castaño Quevedo pagó con su vida, a los 44 años, su candor, pues fue fusilado el mismo día que entregó la valiosa documentación a los rebeldes.

Con su muerte, ya solo queda vivo, en Cuba, el comandante Guillermo Jiménez "Jimenito", el último de los mohícanos del Directorio Revolucionario y autor del libro "Los propietarios de Cuba. 1958", una rara pieza en las ediciones revolucionarias, junto a "Los últimos días de Batista", de José Luis Padrón y Luis Adrián Betancourt. Sendos intentos de objetividad ante la avalancha propagandística que caracteriza al Instituto Cubano del Libro.

También le sobrevive el doctor Héctor Terry Molinet, que militó en la organización estudiantil, y valiente viceministro de Salud Pública que, en 1993, se enfrentó públicamente con Fidel Castro, aclarándole que la epidemia de neuritis óptica no era una plaga introducida por el imperialismo yanqui, sino una consecuencia de la mala alimentación de los cubanos. Hasta ese día fue vicetitular a cargo de la Higiene y la Epidemiología, pese a que luego el propio gobierno reconoció el motivo real de una enfermedad que afectó a 50 mil personas, según cifras oficiales.

En el exilio, está Rolando Cubelas Secades, que mantiene un bajo perfil sobre todo lo que vivió en las agitadas aguas del castrismo, que lo llevaron a la cárcel durante desde 1966 hasta 1979, cuando viajó a España y ejerció su profesión de médico.

Faure Chomón Mediavilla fue un anticomunista sobreviviente que consiguió guarecerse en esa zona templada de eternos segundones del castrismo; traicionando a sus propios compañeros, evitando la ira de Fidel y quedándose quieto ante los espías de Raúl y los viejos comunistas, aunque nunca consiguió librarse de sus dos fantasmas recurrentes: El chivatazo de Humbold 7 y aquella ocurrencia de atrincherase en palacio.

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Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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