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Destapan negocios de exembajador estadounidense acusado de espiar para Cuba

Rocha montó una empresa a través de la cual intentaba adquirir reclamos de propiedades expropiadas por el régimen de Fidel Castro, con la intención de desactivar litigios pendientes sobre estas y “limpiar” su historial para ofrecerlas a potenciales inversores en Cuba.

El exdiplomático Víctor Manuel Rocha © Captura de video YouTube / America TeVe
El exdiplomático Víctor Manuel Rocha Foto © Captura de video YouTube / America TeVe

La trama en torno a Víctor Manuel Rocha, exdiplomático y alto funcionario de Estados Unidos, acusado de espiar para Cuba, dio un giro revelador en el transcurso de la pasada semana, cuando medios de prensa estadounidenses destaparon negocios suyos que podrían haber favorecido al régimen cubano en la solución de sus diferendos con el país vecino.

En concreto, el exfuncionario del Departamento de Estado de 73 años montó una empresa a través de la cual intentaba adquirir reclamos de propiedades expropiadas por el régimen de Fidel Castro, con la intención de desactivar los litigios pendientes sobre estas y “limpiar” su historial para ofrecerlas a potenciales inversores en Cuba.

“De acuerdo a los documentos que ellos le dejaron a varios de nuestros clientes, ellos estaban tratando de comprar reclamaciones. Queremos que investiguen si lo estaba haciendo para ayudar a Cuba a quitar nubes de los títulos de estas propiedades”, dijo a América TeVe el abogado Jason I. Poblete.

Acorde a su explicación, el plan empresarial de Rocha consistía en “quitar esas nubes”, lo cual permitiría captar más inversión. “¿Por qué lo hacía? Bueno, por dinero. Nadie hace eso de gratis. Eso no es caridad pública”, consideró el abogado y consultor cubanoamericano.

“No fue solo un cliente, fueron varios de nuestros clientes. Y también sabemos que ellos se reunieron con hasta personas, dicen, hasta en Europa… Lo estaban haciendo infraganti. Lo estaban haciendo sin esconderlo”, afirmó Poblete.

Para el también director de Global Liberty Alliance, algo raro se notaba en las intenciones de Rocha. “Tengo clientes que se reunieron con estas personas. Oye, fueron presentaciones comprehensivas de casi tres horas, planteando que estas reclamaciones no tenían valor. Pero al final de la conversación, ¿qué hizo? Les ofrecía el triple o más del valor de la reclamación. ¿Por qué hacía eso? Nadie regala el dinero”.

Presentándose como un ferviente partidario de la administración Trump y alguien que buscaba activamente socavar el régimen cubano, Rocha, en realidad, recorría el país en busca de reclamos de propiedades expropiadas por el régimen de Castro. Según el citado medio, su propósito oculto era negociar con la dictadura cubana, anulando así los efectos del embargo impuesto por Estados Unidos.

Aunque parecía un hombre de derecha, que apoyaba abiertamente a Donald Trump y respaldaba la lucha contra el castrismo, Rocha y su socio Timothy Ashby, ex subsecretario adjunto de Comercio para el Hemisferio Occidental, utilizaban su conocimiento interno para obtener reclamos de propiedades confiscadas por los hermanos Castro.

Como parte de su estrategia, ambos exfuncionarios crearon en 2006 Siboney Ltd., una empresa registrada en la isla de Man, un paraíso fiscal en el Reino Unido. A través de ella, adquirieron al menos ocho reclamaciones de propiedades confiscadas en Cuba, acción que pronto atrajo la atención del Departamento del Tesoro, quien prohibió la venta de dichas reclamaciones sin autorización gubernamental.

Para Enrique García, ex oficial de inteligencia, este caso demuestra las muchas tareas que puede asumir un agente y el daño que Cuba puede hacerle a los Estados Unidos.

“Se está mostrando una arista con esta investigación que salió publicada hoy que no habíamos visto hasta el momento. Si él hubiera logrado el objetivo de haber comprado esos reclamos de propiedades expropiadas, entonces, el beneficiario final hubiera sido la dictadura cubana, porque se hubiera quitado con eso uno de los escollos más grandes relacionados con las sanciones del embargo de Estados Unidos a Cuba”, señaló.

Con 5,913 reclamaciones certificadas que involucran propiedades confiscadas en Cuba, valuadas en 8,700 millones de dólares por ciudadanos y empresas estadounidenses, el plan de Rocha y Ashby tenía la ambición de normalizar las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Sin embargo, el rechazo de Cuba frustró los esfuerzos de un posible acuerdo durante la administración Obama.

Estos nuevos detalles arrojan luz sobre un presunto esquema clandestino que podría haber tenido un profundo impacto en las relaciones bilaterales entre ambas naciones. Por el momento, Timothy Ashby no enfrenta acusaciones, pero el caso sigue destapando capas de una trama que desafía las expectativas y la diplomacia entre Estados Unidos y Cuba.

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