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Mariachi cubano con discapacidad pide una oportunidad para su talento

El Mariachi Camilo ha sido operado hasta en seis ocasiones de hidrocefalia y aunque ha llegado a actuar en la radio y la televisión de Cuba, le gustaría ganarse la vida con su música, pero tras la covid no volvieron a llamarlo


Se llama Camilo Palacio Hernández es cubano, pero lo suyo es la canción regional mexicana. Nació en 1985 en San Cristóbal, antigua provincia de Pinar del Río, hoy dentro del término de Artemisa, y aunque empezó haciendo música tradicional cubana y llegó incluso a actuar en el popular programa 'Palmas y Cañas', se decantó por las rancheras y los corridos. Más tarde terminó adoptando como nombre artístico El Mariachi Camilo, con el que le gustaría ganarse la vida.

Camilo Palacio no es un mariachi cualquiera. Él ha superado seis operaciones de hidrocefalia, la discapacidad que padece y que ha condicionado su vida. No puede hacer esfuerzos físicos y tampoco puede ganarse la vida haciendo lo que le gusta: cantar. Por eso, pide una oportunidad. Quiere demostrar su talento. Él va con la verdad por delante: nunca ha sido profesional, pero cree que merece un voto de confianza.

El Mariachi Camilo es casado y en estos momentos vive en La Habana. Ha tenido varias oportunidades en la radio de Artemisa, en un programa llamado 'Tierra adentro'. "Me daban ese espacio, pero siempre me hacían saber que como yo no soy profesional, que aquello no era una cosa comprometedora", explica en audios de WhatsApp a CiberCuba.

"No te imaginas los trabajos que pasé para actuar en la televisión. La primera vez tuve que dormir en una funeraria porque yo no conocía aún a mi mujer en La Habana. No conocía a nadie y no tenía dónde quedarme. Después que salí de la televisión pensé: "Si me quedo en la calle, me pueden quitar el dinero; si me quedo en la terminal de El Lido me puedo quedar dormido y me pueden quitar el dinero. Mejor me voy para una funeraria. Los muertos no eran familia mía, pero tuve que estar ahí como si lo fueran. Al otro día, cuando amaneció fui a la terminal y cogí un carro hacia donde viven mis padres. Llegué a la una y media, dos de la tarde. Después no me quedaba en la funeraria, pero seguía pasando trabajo. Era domingo por domingo. Tenía que venir a La Habana a cantar y los domingos está muy mal el transporte. Yo salía de mi casa en Artemisa a las cinco y media de la mañana y el espectáculo era en el Teatro Principal de Marianao, a las 4.00 pm, y yo venía a llegar a las tres de la tarde".

Camilo tuvo la oportunidad de debutar como mariachi en la televisión de Artemisa. Gustó y la actuación se repitió. Pero después de la covid no lo llamaron más. A él le gustaría que la música fuera su trabajo. Tuvo en su tiempo un traje y un sombrero de mariachi, pero ahora no tiene ni guitarra ni bocina para poner sus pistas. "Ahora lo que me toca es cantar a capela".

"A mí me ha pasado como al difunto Polo Montañez. En muchos lugares me acogieron, pero en muchos me rechazaron". "Yo siempre he sido un luchador y yo insistía para ir a la televisión, pero después de la covid me dijeron que habían cambiado las leyes y que al no ser profesional no podía seguir actuando y me dejaron fuera".

"Estoy haciendo una vida normal, pero tengo una limitación y no puedo hacer esfuerzo físico. Me pusieron un catéter de la cabeza a la vejiga para que drenara el exceso de líquido que tenía. Mi vida es normal, como la de cualquier ser humano". Aún así, Camilo Palacio lo sigue intentando porque la música, dice, es algo que le da vida. "Es como una transfusión de sangre. Sin ella no puedo seguir adelante".

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Tania Costa

(La Habana, 1973) vive en España. Ha dirigido el periódico español El Faro de Melilla y FaroTV Melilla. Fue jefa de la edición murciana de 20 minutos y asesora de Comunicación de la Vicepresidencia del Gobierno de Murcia (España)


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