Una pareja formada por una ciudadana rusa y un cubano fueron expulsados de la isla en días recientes tras una cadena de acoso y amenazas que acabó en orden de deportación para la joven, decretada por Inmigración.
En estos momentos se encuentran en Trinidad y Tobago, donde han pedido ayuda al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), según reveló Diario de Cuba citando declaraciones de la pareja.
Todo comenzó cuando Daria y Carlos Jiménez Vasco (ella tomó los apellidos de su esposo luego de casarse) escaparon de San Petersburgo en octubre de 2022 porque las autoridades de ese país querían reclutar a Carlos para combatir en la guerra de Ucrania.
Sin embargo, en Cuba las cosas no salieron como esperaban, puesto que la joven contaba con un historial de disidencia a Putin, además de que molestó la manifiesta oposición de la pareja en redes sociales a que el gobierno cubano apoye a Rusia en el conflicto bélico.
El padre de Carlos, quien es exdiplomático y todavía trabaja en una entidad vinculada al Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX), manifestó a su hijo que no podían seguir en la vivienda de la familia en la Villa Panamericana, en Habana del Este, lo que vino seguido de numerosas muestras de acoso por parte de las autoridades.
El mes pasado un oficial de Inmigración y Extranjería del Ministerio del Interior (MININT) -identificado como Alexander Viel- se presentó en casa de los padres de Carlos para presionar a la pareja y advertir de irregularidades en el visado de Daria.
A ello siguieron varias citaciones y reuniones que el joven de 28 años asegura que fueron violentas, encuentros donde tanto él como ella habrían sido acusados de comportamiento antisocial y donde habrían interrogados con severidad sobre presuntas filiaciones políticas.
El asedio del MININT habría llegado incluso a cuestionar la legalidad del matrimonio de la pareja.
“No se puede permitir que ningún régimen con autoridad abuse de ello. Simplemente expresamos eso. Es incorrecto que Cuba apoye lo que está haciendo el gobierno de Putin”, dijo el joven en declaraciones previas a Radio Televisión Martí antes de que ambos se vieran obligados a salir de la isla en relación con el abierto frente abierto contra ellos por su posición en relación con el conflicto ruso-ucraniano.
Acorralada por las autoridades en Cuba, Daria intentó de forma infructuosa buscar ayuda en el consulado de Rusia en La Habana, hasta que las circunstancias condujeron irremisiblemente a su expulsión del país.
"Esos malditos en los últimos días de nuestra estancia en Cuba nos bloquearon la SIM por completo, y la tarjeta bancaria, para hacer nuestra estancia aún peor. Eso fue lo más inhumano. Tratar de aislarnos. Tuve que inventar para no perder contacto con personas que estaban al tanto de que subiéramos al avión. Conseguimos una cuenta Nauta con horas y por Whatsapp avisábamos de cada paso para que no fueran a inventar en nuestro último día”, declaró Carlos a DDC.
"Nos dieron un papel en blanco a firmar para determinar la situación de Daria. Ella no quiso, obviamente, firmar un papel en blanco, y entonces una funcionaria con el rostro cubierto perdió la compostura y escribió una sola palabra: Deportación", añadió el joven, quien asegura que el caso está lleno de inconsistencias y de que parte de una gran injusticia.
Finalmente sacaron un pasaje para volar de La Habana a Granada el 18 de abril y durante una escala se quedaron en Trinidad y Tobago, donde ahora se preguntan cómo seguirá su historia.
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