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Hecho de plástico “de merolico” con la púa de metal, el trompo se vende normalmente a 5 o 10 pesos cubanos -junto a pequeñas veletas de viento y caballitos de palo- en los zoológicos, acuarios y demás atracciones para niños. Sin decoraciones o buena terminación, al final del cordel se amarra una tapa de pomo de refresco y se acabó.