APP GRATIS

Marcelino Guerra, un imprescindible de la música cubana

Como cada año y debido a su tradición bolerística, Cienfuegos es escogida como una de las ciudades que en el país son subsedes del Festival Internacional Boleros de Oro.


Este artículo es de hace 15 años

Como cada año y debido a su tradición bolerística, Cienfuegos es escogida como una de las ciudades que en el país son subsedes del Festival Internacional Boleros de Oro. Y, cual sucede en cada ocasión, en esa plaza del centro-sur de Cuba le rinden homenaje especial a un prominente músico nacido en su seno.

Este año el tributo será a la memoria de Marcelino Guerra (Rapindey), importante compositor, vocalista y guitarrista, considerado por críticos e investigadores del arte sonoro como una figura relevante del panteón musical cubano durante el siglo XX.

Marcelino Guerra nació en Cienfuegos el 26 de abril de 1914 y vivió gran parte de su infancia y adolescencia allí, aunque su trayectoria artística se desarrolló en la capital cubana, en lo fundamental; y parte de ella en el exterior.

Aseguran sus biógrafos que el apodo de Rapindey le vino de la inusitada rapidez con que daba cumplimiento a los mandados que hacía a la gente de clase media para ganarse algunos centavos.

Pero la agilidad del pequeño Guerra no sólo se limitaba a resolver con soltura los encargos; también comenzó, de a poco, a manifestarse en la música. Ya a los seis años, hacía sus maromas con la guitarra y los pininos en la composición, mediante algunos estribillos infantiles que quizá luego incorporase a cualquiera de sus textos llenos de gracejo popular como los antológicos Pare cochero (coescrita con Miguel Ángel Banguela) y Me voy pa´l pueblo.

Llegó a La Habana en 1931, cuando todavía no había cumplido los 18 años. El tono nasal de su voz comienza a llamar la atención de los directores de algunas bandas, de donde se inicia una sucesión de llamados e incorporaciones para utilizarlo como segunda voz, terreno en el cual fue -a criterio de los especialistas- uno de los mejores de todas las épocas.

Forma parte del Septeto Habanero y del Septeto Nacional de Ignacio Piñeiro, así como del Conjunto de Arsenio Rodríguez, el Trío Oriental, el Sexteto de Mozo Borgellá y otras agrupaciones, entre las que merece singular recordación el Cuarteto Hatuey.

En este último colectivo musical, Rapindey une sus voces a las de otros tres patriarcas de la música nacional: Compay Segundo, Evelio Machín y Lorenzo Hierrezuelo.

Efectúa sus primeras grabaciones en la década del ´30, justo cuando da inicio a su consorcio autoral con Julio Blanco Leonard, con quien conforma una dupla excepcional para la composición, que labra títulos para el recuerdo, a la manera de Buscando la melodía y La clave misteriosa.

Durante los años ´40, integra orquestas de música cubana radicadas en los Estados Unidos -destaca su labor con Machito-, o bien como voz segunda, o bien en calidad de guitarrista. Aunque dichos grupos incorporaban también varios de los textos por él compuestos.

En el terreno de la composición, Marcelino Guerra le reserva especial atención a la creación de boleros que reflejan, cual resulta usual al género, todas las pasiones, sentimientos encontrados y angustias que tanto gustaba escuchar el público de la época.

El autor de piezas como ese antológico bolero titulado Fuiste cruel o las también gratamente evocadas Un lamento en las tinieblas o Qué me haces maltuvo entre los interpretadores vocales e instrumentales de su obra a artistas del calibre de Benny Moré, Dizzie Gillespie, Chano Pozo o Tito Puente, por citar unos pocos de los grandes inspirados en sus textos.

Marcelino Guerra abandonó la música en la década de los ´60 y se radica en España, donde fallece el 30 de julio de 1996.

¿Qué opinas?

COMENTAR

Archivado en:

Últimas noticias:

Últimos vídeos:


¿Tienes algo que reportar?
Escribe a CiberCuba:

editores@cibercuba.com

 +1 786 3965 689