El mal estado de las calles de Cuba y la falta de higiene que caracteriza a algunas esquinas, no es una novedad para la población cubana. Es triste ver como muchas calles, e incluso en zonas de mayor tráfico y afluencia de personas, es apena inexistente una organización medioambiental que se pueda apreciar a primera vista. A pesar de la publicación de carteles que tienen como objetivo el cese de la indebida práctica de arrojar basura en plena calle, los intentos son puramente en vano. Tal vez la falta de conciencia o el escaso material de recogida de desechos y depósitos orgánicos en plena ciudad, han dado lugar a una sociedad que se ha vuelto partícipe de un descontrol de limpieza e higiene. Acto que no hace más que afectar la salud y estabilidad de los habitantes y de la Isla.