|
03/06/2008 - 11:20am (GMT-4)
"Hace falta que las medidas, más que tocar a la puerta, entren a la
casa y lleguen a la mesa; pero rápido", dice Pablo, un universitario
cubano de 22 años, al hacer desde la calle su balance de 100 días de
gobierno de Raúl Castro.
Estudiante de cuarto año de economía,
Pablo hace su propio diagnóstico, delinea la estrategia y osa aconsejar
al presidente: "Hay que desatar las fuerzas productivas, relanzar la
pequeña y mediana empresas, y darle mayor espacio a la inversión
extranjera". "En una palabra acelerar los cambios, porque han creado un
ambiente de optimismo, pero la situación está prácticamente igual",
estima el joven, quien, no obstante, añade: "Nada es fácil en un país
donde los problemas se acumularon durante años".
En 100 días de
gestión, que siguieron al gobierno provisional iniciado en julio de
2006 cuando enfermó su hermano Fidel Castro, Raúl, que este martes
cumple 77 años, eliminó algunas prohibiciones irritantes, como las que
impedían a los cubanos hospedarse en los hoteles, contratar móviles o
adquirir electrodomésticos restringidos.
Disponiendo de sus
ahorros o de pequeñas fortunas escondidas bajo el colchón, muchos
cubanos salieron a las tiendas para comprar su ordenador o DVD;
formaron largas filas para contratar su móvil, y algunos incluso
viajaron al balneario de Varadero para hospedarse un fin de semana en
un hotel antes vedado para ellos.
Otros, con menos recursos y
conscientes de que no podrían disfrutar de esos servicios, que son
pagados en divisas, salieron a la calle a husmear y comprobar si era
cierto lo que comentaba 'Radio Bemba' -la voz popular-, pues solo una
de las medidas, la de los móviles, fue publicada en la prensa cubana.
Todos
dieron el visto bueno a los cambios de Raúl, pero señalan que no es
suficiente. "Lo de los hoteles y todo eso está muy bien, pero aquí los
problemas que hay que acabar de resolver son la comida y los salarios",
expresó Roxana Pérez, una jubilada de 65 años.
Raúl Castro
también emprendió reformas en la agricultura para aumentar la
producción de alimentos, y decretó un alza general de pensiones y
asistencia social hasta un 20%.
Pero el problema no se resuelve
allí. La pensión de Roxana se elevó de 164 a 200 pesos cubanos (8
dólares), con el decreto oficial. "Igual resulta insuficiente para
enfrentar el costo de la vida", apunta la mujer.
"Si Raúl no
apresura los cambios, la gente se le duerme (decepciona) y arreglar
esto entonces nos llevará cien años", comentó Jorge, un sesentón que
hace de taxista en La Habana, mientras su destartalado 'Lada' y la
salud se lo permiten.
Aunque gozan de una economía subsidiada
-con salud y educación gratis y una canasta básica y alquileres a
bajísimo costo-, los cubanos tienen un salario medio de 408 pesos (17
dólares), y muchos alimentos y artículos básicos deben comprarlos en
divisas que obtienen por remesas del exterior, trabajos en empresas
extranjeras o estímulos de entidades estatales.
Además de la
solución a los problemas de alimentación, transporte y vivienda, la
población reclama un mayor espacio para los negocios privados, en un
país donde la iniciativa privada es casi nula.
Piden también la
eliminación de la doble moneda -pesos cubanos devaluados y moneda
dura-; y de las restricciones sobre los viajes al exterior, y libre
comercio de autos y viviendas.
"Lo que importante hoy es que la
era de los cambios echó a andar en Cuba", afirma Pablo. "¿hasta dónde
llegará?", se preguntan muchos como él, que por lo pronto esperan sea
para mejorar el día a día.
Fuente: AFP