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10/06/2008 - 1:15pm (GMT-4)
Este artículo es de hace 12 años
La mayor «bola del mundo» de nuestro país, que corona el Gran Templo
Nacional Masónico —uno de los edificios emblemáticos de la capital
cubana— ha vuelto a girar, luego de casi 30 años de rotura.
Dicho edificio, ubicado en el número 508 de la actual Avenida
Salvador Allende, y que abarca la manzana también comprendida entre las
calles Fraternidad, Pocito y Belascoaín, en el municipio de Centro
Habana, se inauguró —con la propia esfera giratoria— el 27 de febrero
de 1955, hace 53 años.
La primera piedra de este se colocó en marzo de 1951 y se conformó
con tierra de las entonces seis provincias de la nación, y agua de los
ríos más caudalosos de Cuba.
La esfera nuevamente en movimiento, es de aluminio, hueca, con un
eje de hierro de cuatro pulgadas de ancho y, por su radio, abarca
aproximadamente una superficie de 36 metros cuadrados en la azotea del
edificio.
Ya reparado su mecanismo, remozada y pintada de azul (el mar) y de
carmelita (la tierra), gira de 9 a 12 del día: de dos a cuatro de la
tarde y de seis a 11 de la noche.
Fuente: Juventud Rebelde
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