“¿Qué
es una retreta?”, se preguntan hoy muchos jóvenes que desconocen el
significado de una de las tradiciones más atrayentes y cultas que
durante siglos engalanaron las noches y las mañanas dominicales en las
glorietas o explanadas especialmente construidas para estos
espectáculos en los principales parques de muchas ciudades y poblados.
Con
la colonización española llegaron a América las bandas de conciertos.
De origen militar, fueron diseminándose por todo el país, al punto de
constituir el más importante foco de animación en algunas localidades,
muchas veces con extraordinario sentido recreativo y costumbrista.
Debido
a la escasez de instrumentos de viento y percusión, el desconocimiento
y el desinterés por esta expresión musical, la tradición fue
declinando. En la década de los noventa eran muy pocas las existentes,
ante lo cual en el año 2004 el compañero Fidel propuso la creación de
las escuelas provinciales de bandas de música, con el objetivo de que,
en breve tiempo, la totalidad de los municipios dispusieran de estas
atractivas instituciones.
Un
novedoso sistema de enseñanza ha permitido que hoy casi dos tercios de
los 169 municipios cuenten con las bandas, que antes solamente estaban
constituidas en las capitales de provincia y en algunas importantes
localidades. Con la creación de estos planteles, entre el 2008 y el
2009 todos los municipios dispondrán de estas agrupaciones.
Nacimiento de una escuela
Trabajadores
tuvo la posibilidad de apreciar el surgimiento de una de esas escuelas,
la de Ciego de Ávila —creada en mayo del 2007—, experiencia que nos
permitió corroborar el extraordinario apoyo popular a la construcción
del inmueble radicado en La Dominica, una apacible zona rural a mitad
de la carretera que une las comunidades de Guayacanes y Orlando
González, en el municipio de Majagua, donde se forman 162 educandos.
Estos
jóvenes, de 16 a 32 años de edad, fueron seleccionados entre
desvinculados de la enseñanza y el trabajo, y otros que cursaban
estudios de superación. Todos pasaron pruebas de aptitud. Ellos
provienen de ocho municipios en los que conformarán igual número de
bandas de concierto —ahora solo existen en Ciego de Ávila y Morón— y
reciben clases de instrumentos de viento y percusión, solfeo y práctica
de conjunto.
La
escuela lleva el nombre de Javier Vilardell Rodríguez (1879-1950), en
honor al destacado clarinetista, compositor y arreglista que fundó en
Ciego de Ávila la Banda Municipal de Conciertos (1º de julio de 1914).
La reconstrucción del edificio, sobre las ruinas de un rústico conjunto
de naves, fue “una verdadera proeza, ya que su remodelación total se
realizó en menos de cuatro meses a un costo inicial de 486 mil pesos,
en moneda nacional, y más de 28 mil 500 en pesos convertibles”, dijo
Iván Díaz Rodríguez, su director.
En
la aún incipiente historia de esta institución se dedica especial
reconocimiento a los trabajadores y directivos de diferentes organismos
allí movilizados en las labores constructivas.
Un
claustro docente formado por 51 profesores, en su mayoría integrantes
de las bandas de Morón y Ciego de Ávila, y otros graduados en las
escuelas de música, tienen a su cargo la enseñanza de estos
profesionales, quienes alternan el cumplimiento del programa de
estudios con su incorporación a la vida cultural de sus respectivas
localidades. Tal como expresó Abel Prieto Jiménez, ministro de Cultura,
al inaugurar el centro, “esta es una oportunidad que brinda la
Revolución para desarrollar la cultura en nuestros municipios y
comunidades, y contribuye al rescate de los valores universales de la
música”.
Precisamente,
entre los objetivos de estas bandas está preservar las sonoridades
contemporáneas, sobre la base de su aporte a los referentes estéticos y
culturales de la población donde radican. En tal sentido, sus
interpretaciones eliminan las fronteras entre la música culta y la
popular a través de un repertorio activo y amplio, con marchas, himnos,
música popular de concierto, clásica romántica, pasodobles y algunas
obras de grandes compositores de todos los tiempos. Devolver este
tesoro a la sociedad, constituye, además, una forma de empleo digno
para muchos jóvenes.
Gracias a este
proyecto vuelven las nostálgicas y centenarias retretas de las bandas
municipales de conciertos. Nos convoca el inconfundible ritmo de los
clarinetes, las trompas, trompetas, trombones, bombardinos, oboes y
flautas… para enriquecer nuestras vidas.
Fuente: Trabajadores
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