Cuba no es una jungla para los inversores, sino un país con leyes detalladas y suficientemente flexibles para abrir en el futuro nuevos espacios al capital extranjero, según un atlas legal presentado esta semana. "Cuba. Regulación de la Inversión Extranjera," editado por la consultora Berger, Young & Associates, es la primera recopilación de leyes sobre inversión en la isla de Gobierno comunista. "Busca darle transparencia a la inversión extranjera. Mucha gente piensa que las decisiones en Cuba son tomadas por capricho y no hay seguridad legal, cuando, en realidad, el marco legal es mayor de lo que imaginan," dijo a Reuters Sebastiaan Berger, uno de los editores del volumen de 928 páginas. Cuba abrió tímidamente su economía al capital extranjero en la década de 1990 en respuesta a la desintegración de la Unión Soviética, su antiguo benefactor. Tras un período de fuerte centralización, el nuevo presidente Raúl Castro habló de abrir más las puertas al capital foráneo. "La ley de inversión no tiene que cambiar para lo que algunos llaman apertura," dijo Berger, gerente de Ceiba Investments Ltd., un fondo de inversiones de unos 100 millones de euros dedicado a negocios inmobiliarios y turismo en Cuba. "Es, en principio, una muy buena ley que permite tener una empresa 100 por ciento extranjera, la propiedad de un edificio, pagar salarios en pesos cubanos y manejar toda la operación," dijo el abogado holandés que trabaja en Cuba desde hace más de una década. En su opinión, los límites actuales que dan al Estado una participación del 51 por ciento en las empresas mixtas y sólo ofrecen derechos de uso sobre la propiedad son políticos. "Cuba. Regulación de la Inversión Extranjera" llega mientras aumenta el apetito por invertir en Cuba, embarcada en un proceso de moderados cambios económicos desde que Raúl Castro reemplazó en febrero a su hermano Fidel en la presidencia. Raúl Castro ha eliminado el igualitarismo salarial aplicado durante casi medio siglo y ligó los salarios a la productividad. Además, ofreció más tierras en usufructo a los agricultores y descentralizó la toma de decisiones en el campo. "El problema en Cuba suele ser la velocidad a la que pueden implementarse las cosas. Y ahí es donde la inversión extranjera podría jugar un papel," dijo Berger. Un buen ejemplo es la agricultura, la clave del diseño de Raúl Castro para sustituir costosas importaciones y darle un respiro a la economía cubana, un sector descapitalizado donde los analistas creen que el capital extranjero podría acelerar los resultados. Según Berger, hay empresas extranjeras que están negociando futuros proyectos agrícolas en Cuba. "Cuba. Regulación de la Inversión Extranjera," una edición bilingüe en inglés y castellano, será vendido al precio de 495 dólares. Fuente: Reuters
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