| 23/07/2008 - 10:59am (GMT-4)
Cuba no es una jungla para los
inversores, sino un país con leyes detalladas y suficientemente
flexibles para abrir en el futuro nuevos espacios al capital
extranjero, según un atlas legal presentado esta semana. "Cuba. Regulación de la Inversión Extranjera," editado por
la consultora Berger, Young & Associates, es la primera
recopilación de leyes sobre inversión en la isla de Gobierno
comunista. "Busca darle transparencia a la inversión extranjera. Mucha
gente piensa que las decisiones en Cuba son tomadas por
capricho y no hay seguridad legal, cuando, en realidad, el
marco legal es mayor de lo que imaginan," dijo a Reuters
Sebastiaan Berger, uno de los editores del volumen de 928
páginas. Cuba abrió tímidamente su economía al capital extranjero en
la década de 1990 en respuesta a la desintegración de la Unión
Soviética, su antiguo benefactor. Tras un período de fuerte centralización, el nuevo
presidente Raúl Castro habló de abrir más las puertas al
capital foráneo. "La ley de inversión no tiene que cambiar para lo que
algunos llaman apertura," dijo Berger, gerente de Ceiba
Investments Ltd., un fondo de inversiones de unos 100 millones
de euros dedicado a negocios inmobiliarios y turismo en Cuba. "Es, en principio, una muy buena ley que permite tener una
empresa 100 por ciento extranjera, la propiedad de un edificio,
pagar salarios en pesos cubanos y manejar toda la operación,"
dijo el abogado holandés que trabaja en Cuba desde hace más de
una década. En su opinión, los límites actuales que dan al Estado una
participación del 51 por ciento en las empresas mixtas y sólo
ofrecen derechos de uso sobre la propiedad son políticos. "Cuba. Regulación de la Inversión Extranjera" llega
mientras aumenta el apetito por invertir en Cuba, embarcada en
un proceso de moderados cambios económicos desde que Raúl
Castro reemplazó en febrero a su hermano Fidel en la
presidencia. Raúl Castro ha eliminado el igualitarismo salarial aplicado
durante casi medio siglo y ligó los salarios a la
productividad. Además, ofreció más tierras en usufructo a los
agricultores y descentralizó la toma de decisiones en el campo. "El problema en Cuba suele ser la velocidad a la que pueden
implementarse las cosas. Y ahí es donde la inversión extranjera
podría jugar un papel," dijo Berger. Un buen ejemplo es la agricultura, la clave del diseño de
Raúl Castro para sustituir costosas importaciones y darle un
respiro a la economía cubana, un sector descapitalizado donde
los analistas creen que el capital extranjero podría acelerar
los resultados. Según Berger, hay empresas extranjeras que están negociando
futuros proyectos agrícolas en Cuba. "Cuba. Regulación de la Inversión Extranjera," una edición
bilingüe en inglés y castellano, será vendido al precio de 495
dólares. Fuente: Reuters