Cinco años después de que la Unión Europea suspendiera el diálogo
político con Cuba a raíz de la oleada de detenciones que sufrió la disidencia de
la isla, los Veintisiete retomaron ayer en París las conversaciones de alto
nivel con el Gobierno cubano. Fue una primera toma de contacto en la que no hubo
orden del día estricto ni exigencias mutuas, sino más bien una tímida
escenificación del deseo de ambas partes de retomar las relaciones tras un
lustro de silencio y desencuentros.
Bernard Kouchner, ministro de Exteriores de Francia, país que
ejerce la Presidencia de turno de la UE; Louis Michel, comisario de Ayuda
Humanitaria en representación del Ejecutivo europeo, y Karel Schwarzenberg,
ministro de Exteriores de la República Checa, recibieron en la capital gala al
canciller cubano, Felipe Pérez Roque. Poco antes, el pleno del Senado francés lo
había recibido con una sonora ovación cargada de simbolismo político.
«Ambiente constructivo»
La reunión aún no había terminado al cierre de esta edición, pero
el gabinete de Louis Michel hizo circular un comunicado en el que el comisario
aseguraba que la cita se estaba desarrollando «en un ambiente constructivo», que
debía servir «para consolidar el proceso de diálogo político que la Comisión
siempre ha apoyado».
Precisamente, Louis Michel será el primer alto cargo europeo que
viaje a la isla, el próximo día 22, desde que los líderes de los Veintisiete
acordaron en el 2003 suspender el diálogo con las autoridades cubanas y las
visitas oficiales de alto nivel.
Aquella decisión se adoptó a instancias de la delegación española
que entonces encabezaba José María Aznar, y la UE se justificó apelando a la
situación de los derechos humanos en Cuba. El Gobierno de Fidel Castro lo
consideró una injustificada medida de presión, destinada a interferir en los
asuntos internos del país, y cerró también las puertas a cualquier posibilidad
de acercamiento.
Tras la enfermedad de Fidel y la subida al poder de su hermano
Raúl, España, esta vez de la mano del Gobierno socialista de Zapatero, empezó a
plantear a sus socios la necesidad de levantar las sanciones diplomáticas, con
una hoja de ruta que contemplaba la reunión de ayer como la primera referencia
en el camino para la normalización de relaciones.
Prudencia
Esa vía podría tener otro punto culminante en la visita que el
propio Zapatero podría hacer a la isla el año que viene, tras la invitación de
las autoridades de La Habana. «Es necesario recuperar el diálogo, pero será un
diálogo exigente», dijo el presidente español, que confirmó que todavía no ha
decidido si atenderá a la invitación cubana. «Hay un proyecto para viajar a Cuba
en el 2009, pero quiero ser prudente. Hay que madurarlo y prepararlo con
discreción», el jefe del Ejecutivo.
El embajador de Estados Unidos en España, Eduardo Aguirre, fue
ayer muy meticuloso para no criticar al Gobierno español por plantearse esa
visita, y aseguró en una entrevista radiofónica que ambos países comparten «los
mismos objetivos» para Cuba. Pero no tuvo reparos en atacar a Pérez Roque, quien
el pasado martes, en una rueda de prensa conjunta con su homólogo español,
Miguel Ángel Moratinos, aseguró que en la isla no hay nadie encarcelado por sus
ideas políticas. «Es prácticamente para soltar una carcajada, si no fuera para
llorar», dijo Aguirre.
Fuente: La Voz de Galicia
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