Cuando Wendy Guerra (La Habana, 1970) vio la película alemana La vida de los otros --Oscar en el 2007--, se dijo: esta es la vida de
nosotros. "En Cuba, todo es un misterio, una leyenda o hay micrófonos", explica
en Madrid, donde presenta su segunda novela Nunca fui primera dama
(Ediciones B), en la que precisamente se adentra en algunos secretos y leyendas
de la Cuba castrista, tomando como voces las de tres mujeres de generaciones
distintas.
Entre las leyendas está Celia Sánchez, compañera de Fidel Castro
en Sierra Maestra, un personaje del que poco se supo tras triunfar la
revolución. Hace poco, el último de sus familiares abandonó la
isla.
Abandonar es algo que no contempla esta joven escritora, que prefiere
plantear batalla con las ideas. Por el contrario, le gustaría que regresaran
muchas personas para que cuando desaparezca Castro haya una generación dispuesta
a hacerse cargo del poder sin tener ataduras con el pasado. Es la generación que
hace de "padres de nuestros padres" porque les pregunta el por qué de las cosas.
"Creo que estaban poco informados porque estaban ocupados en cumplir órdenes y
no nos respondían para que no nos dieramos cuenta de que lo que hacían era un
saco sin fondo", afirma.
Ganadora del primer premio de Novela Bruguera en el
2006, Guerra
defiende con una escritura directa la libertad del individuo,
uno de los déficit de la revolución. "Yo quiero ser yo", afirma. "Alguno se han
ido precisamente por defender su vida privada. La gente necesita cosas que en la
colectividad es difícil tener".
Fuente: El periodico.com
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