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03/12/2008 - 1:59pm (GMT-4)
El cineasta cubano Arturo Sotto afirmó en La Habana que el Festival del
Nuevo Cine Latinoamericano, con sede en dicha capital, fue y es una
escuela, un festín para el descubrimiento no sólo de los filmes sino
también de los seres humanos de otras partes del mundo.
En los
años fundacionales, cuando éramos adolescentes y luego jóvenes con
deseos de hacer cine, conocíamos más de los europeos, ya fueran del
este o el oeste, que a los hombres y mujeres de América Latina, agregó.
El
festival, dijo a Prensa Latina, nos dio la posibilidad de
familiarizarnos con las películas de los argentinos Eliseo Subiela y
María Luisa Bemberg, el brasileño Nelson Pereira dos Santos y otros del
buen hacer cinematográfico, que ahora se agolpan. Desde entonces,
recordó, comenzamos a ver sus creaciones.
Director de
largometrajes como Pon tu pensamiento en mí (1995) y Amor vertical
(1997), a su juicio los nombres pueden quedar atrás, al igual que las
filas para entrar a las salas cinematográficas, pero el festival sigue
siendo una escuela.
Sotto participa en esta 30 edición con su
más reciente documental, Nosotros los cubanos o Bretón es un bebé,
sobre algunos rituales poco conocidos en la isla como una ceremonia
vudú y una aborígen.
Su tercera cinta, La noche de los inocentes
(2007), fue laureada ese mismo año en Biarritz, Francia, con el premio
especial del jurado.
El realizador Ernesto Daranas coincide con
su colega Sotto en que el festival significó un gran impacto para su
generación, que descubrió en él la diversidad e inquietudes de la nueva
filmografía que se consolidaba por Latinoamérica.
Aunque mi
mejor manera de valorarlo es como espectador, dijo, cada mes de
diciembre en medio de precariedades y contratiempos, nos devuelve la
oportunidad de reencontrarnos con el mejor cine de esta región y del
mundo.
Para los noveles realizadores, la muestra-certamen
habanera es una ventana abierta, una ocasión para disfrutar esa
producción cinematográfica, opinó.
Daranas debuta en esta 30
edición con su ópera prima Los dioses rotos, sobre el famoso proxeneta
Alberto Yarini, baleado en plena calle en los primeros años de la
pasada centuria.
Procedente de los medios televisivos, con el
documental Los últimos gaiteros de La Habana conquistó el Premio
Iberoamericano de Periodismo Rey de España.
Con un par de
materiales de ese mismo género por concluir, piensa que para los nuevos
proyectos no hay prisa; lo esencial es intentar hacer lo que realmente
le interesa a uno.
Fuente: Cubavision