| 15/12/2008 - 11:37am (GMT-4)
Quiso sorprender y fue el sorprendido. George W. Bush no acaba de
aprender la lección: en el mundo no lo quieren. A cualquier sitio que
llega es ¡fo!, como si apareciera la peste. Pero ya no le queda tiempo.
Apenas le resta poco más de un mes para abandonar su puesto en la
Oficina Oval. Deplorable ha sido su paso por la Casa Blanca. Ahora W. tuvo en pleno suelo iraquí un recordatorio de la oposición
ferviente a sus políticas cuando un hombre le arrojó sus zapatos,
seguiditos, uno después del otro, durante una conferencia de prensa en
Bagdad. El mandatario llegó este domingo a la capital de la nación
árabe en una visita no anunciada para "despedirse" de las tropas, 17
días antes de entrar en vigor un controversial acuerdo militar con ese
país. Muntadar al-Zeidi, corresponsal para la estación de televisión
iraquí Al-Baghdadia, con sede en El Cairo, Egipto, fue identificado
como el autor del ataque a W. con los improvisados proyectiles, ante la
mirada atónita del primer ministro de Iraq, Nuri al-Maliki, y el
asombro de los guardias de seguridad, según lo reflejaron las imágenes
de la CNN. Todo sucedió en un dos por tres: el periodista se levantó de su
asiento al grito de "este es el fin" y "perro", mientras lanzaba el
primer zapatazo. Bush se agachó para evadir el golpe y de inmediato le
mandó el segundo, aunque erró el blanco. Minutos después el presidente trató de restar valor a lo ocurrido y
a modo de broma expresó: "Lo que puedo informar es que son de tamaño
10" y en otro comentario dijo no saber cuál fue la causa de la
agresión, pues estaba convencido de que lo sucedido "no representa al
pueblo de Iraq". ¿Está seguro George? En la cultura árabe, arrojarle los zapatos a alguien es una de las
mayores señales de desprecio. ¿Habrá que recordarle a Bush las razones
del rechazo? Fuente: CubaSi