|
21/04/2009 - 6:51am (GMT-4)
Actualmente en la base hay 240 aprehendidos entre enero de 2002 y marzo de 2008. Con la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca se ve un acercamiento con La Habana y la posible desaparición del lugar donde detienen a presuntos terroristas de Afganistán e Irak.
– ¿Qué se siente al estar en el centro de las críticas de la comunidad internacional?
– Se siente orgullo de estar encargado de la custodia segura, humana, legal y transparente de los detenidos. Estoy contento de esta misión y de los 2.000 hombres y mujeres que están a mi cargo.
– ¿Por qué EE UU se empeña en mostrar que el trato a los detenidos es humano y respetuoso?
– Actuamos de acuerdo con la ley internacional y la Convención de Ginebra. Se hace de forma transparente. Es importante que todo el mundo entienda cómo nos comportamos y qué hacemos, por eso nos visitan la Prensa, los líderes y el Comité Internacional de la Cruz Roja.
– ¿Cómo explica la polémica que hay alrededor de Guantánamo?
– Lo único que puedo afirmar es que actuamos de forma legal y transparente.
– ¿Sus hombres torturan a los detenidos?
–Les proporcionamos actividades de recreo, comida, libros y tratamiento médico. Todas las quejas de tortura son investigadas.
– Usted conduce los interrogatorios de quienes están detenidos hace años. ¿Qué sentido tiene?
– Hay dos razones. Primero los conduzco por la seguridad de los guardias, los médicos, la de los detenidos y la de los campos. Y la segunda es para respaldar otras actividades que se llevan a cabo en Afganistán e Irak.
– Usted está orgulloso de estar aquí. Pero su comandante en jefe Obama afirmó que este lugar debe cerrarse. ¿Qué opina?
– Haré lo que diga mi presidente. Pero, hasta que los detenidos se vayan, aquí seguiremos.
– En Washington saben que quieren cerrar Guantánamo, pero no está claro cómo. ¿Qué haría usted?
– Ésas son decisiones políticas muy importantes. Pero mi trabajo está aquí y lo hago durante las 24 horas del día, durante los 365 días del año: encargarme de que los detenidos estén seguros y sean tratados de forma humana.
(La Razón)