¿Boutiques o perchas? Aunque muchos cubanos responderían “boutiques”, según sus deseos, lo cierto es que la realidad de sus economías los obliga a escoger la opción sensata, o en algunos casos la única posible: perchas.
Los cubanos son conscientes de que el elevado precio de la ropa de “boutique” responde a su buena calidad, buen gusto, o el estar “a la moda”, pero son conscientes también, de que a veces no queda más remedio que optar por lo barato y de menos calidad, porque vestir, no es el único destino de la economía doméstica en Cuba.
“Percha” es el término que alude a la ropa que se compra “por fuera y de fuera”, la que antes era legal comercializar ―como una forma de cuentapropismo más― y que desde el 2014 el gobierno ilegalizó.
Aunque fue prohibida la venta de ropa importada, la ropa de “percha” se sigue trapicheando en la clandestinidad.
El negocio cobró auge a partir del 2006 con la creciente importación de mercadería que traían turistas extranjeros: principalmente de Ecuador, Venezuela y México.
Un año después, los cubanos se apoderaron del comercio utilizando el libre visado establecido por Ecuador. No pocos cubanos pagaron hasta 2000 dólares para convertirse en ciudadanos ecuatorianos y tomar las rutas de Perú y Panamá para la importación de mercadería. Un grupo menor, se dirigió al mercado de México y Estados Unidos.
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