La mujer relató a las cámaras, que el grupo en el cual ella viajó, estuvo caminando 10 días, bajo Sol y las lluvias.
Relató que al parecer tanta humedad, y el roce con las botas de goma, le empezó a ampollar sus pies.
También mostraba señales de la picada de mosquitos por todas sus piernas, que también, estaban inflamadas quizás por el esfuerzo, quizás por algún problema circulatorio.
Su mano derecha, también presentaba ampollas, dice, por haber usado un palo como bastón para ayudarse a caminar.
Su historia, al menos no tiene un final trágico, como el de la joven Carmen Issel Navarro Olazábal, quien falleció y debió ser enterrada en la propia selva.
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