La historia de Junior Maulin, un cantante cubano que llegó a México con un contrato de trabajo pero portando un pasaporte oficial, demuestra una vez más no solo la absoluta inoperancia de algunos organismos cubanos, su total falta de responsabilidad e incompetencia, sino también el grado de "desconexión" con el cual operan - según se deduce de esta historia - las autoridades de Inmigración en Cuba y la Embajada de Cuba en Washington.
Sobre esta última se han escrito toneladas de tinta. Pasaportes perdidos, cobros excesivos, burocratismo, e ineficiencia son rasgos que "a veces" caracterizan el trabajo de los funcionarios cubanos en la Embajada de Washington.
Maulín viajó en el 2014 a México como parte de una agrupación musical con un pasaporte oficial (rojo). "Me lo dieron dos días antes de viajar, dijo" y aunque no es ni médico, ni deportista, ni científico, ni posee ningún secreto militar o de estado, este domingo cuando fue a entrar a Cuba no lo dejaron entrar porque él "desertó de una misión".
Lo triste del caso es que Maulin había enviado su pasaporte a Washington, donde fue "habilitado" incluso sin necesidad, y ahora cuando llegó al aeropuerto simplemente no lo dejaron entrar.
"Nosotros no sabemos de eso", "La Embajada es la Embajada", "Aquí mandamos nosotros"... esas y otras respuestas le dieron: ninguna explica por qué la Embajada de Washington "hablitó para entrar a Cuba" a una persona que no podía entrar.
Tal vez Inmigración de Cuba, o la Embajada Cubana en Washington quieran aportar algo a esta historia. Triste, de dinero perdido, y de un cubano maltratado en el aeropuerto; porque Maulin nunca recibió una respuesta convincente.
"Me trataron como a un perro; ni siquiera me miraban a los ojos."
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en:
Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.