En su habitual mensaje de Navidad ―para impartir la tradicional bendición "urbi et orbi"(a la ciudad y al mundo)― el Papa Francisco ha invocado la paz y ha censurado todas las guerras y males del mundo.
El Papa ha mencionado varios de los conflictos que afligen el mundo y los actos terroristas que han provocado la muerte de varias personas en el último año.
“Paz a los que han perdido a un ser querido debido a viles actos de terrorismo que han sembrado miedo y muerte en el corazón de tantos países y ciudades”, invocó.
Asomado al balcón de la Logia central de la basílica de San Pedro, comenzó invocando la paz para “la martirizada Siria, donde demasiada sangre ha sido derramada” y “sobre todo en la ciudad de Alepo, escenario, en las últimas semanas, de una de las batallas más atroces”.
Y añadió:
“Es muy urgente que se garanticen asistencia y consuelo a la extenuada población civil, respetando el Derecho Humanitario. Es hora de que las armas callen definitivamente y la comunidad internacional se comprometa activamente para que se logre una solución negociable y se restablezca la convivencia civil en el país”.
Deseó “unidad y concordia” para Irak, Libia y Yemen, “donde las poblaciones sufren la guerra y brutales acciones terroristas” y también en Birmania (Myanmar) y que se alivien las tensiones en la península coreana.
A israelíes y palestinos les pidió que “tengan la valentía y la determinación de escribir una nueva página de la Historia, en la que el odio y la venganza cedan el lugar a la voluntad de construir conjuntamente un futuro de recíproca comprensión y armonía”.
Pero no todas fueron alusiones tristes, también recordó el reciente acuerdo de paz en Colombia: “concordia para el querido pueblo colombiano, que desea cumplir un nuevo y valiente camino de diálogo y de reconciliación”.
No se olvidó el Papa de la sufrida Venezuela, y añadió que el espíritu colombiano “anime también a la amada Venezuela para dar los pasos necesarios con vistas a poner fin a las tensiones actuales y a edificar conjuntamente un futuro de esperanza para la población entera”.
También tuvo un recuerdo en su mensaje de Navidad para los “desplazados, los emigrantes y refugiados, y los que hoy son objeto de la trata de personas” y lamentó que muchos pueblos “sufren por las ambiciones económicas de unos pocos y la avaricia voraz del dios dinero que lleva a la esclavitud”.
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en: