Poco más de cinco minutos que resumen varios aspectos de la realidad en Cuba: control, miedo y represión que, aunque sea a pequeña escala, se convierten en una magnífica escena que sirve para ilustrar la carencia de libertades en la Isla.
Nada falta aquí: el intelectual extranjero en busca del "objeto prohibido"; la "víctima" que no duda en mostrar sus miserias pero que tiene en su marido a la voz de la conciencia (que busca disuadir desde el miedo); y la vecina del Comité... Esa vecina que con el dedo índice en alto casi todo el tiempo, nos recuerda quién es su amado líder. Tampoco falta el policía, que tira de todos los tópicos de las fuerzas del orden en la Isla.
Hasta hay una frase para enmarcar: "¡Nosotros tenemos unos magníficos dirigentes en este país, tenemos una clase de piquete que le traquetea!"
Alejandro Ríos y Pedro Sevsec nada dicen de cómo continuó la historia del cineasta brasileño, ni de su paseo a la estación, ni del resultado del documental o trabajo de clase.
En todo caso, algo sí está claro, esta filmación ganó valor con el show gratuito de la Presidenta del Comité, que ya ha tenido su minuto de gloria revolucionaria frente a las cámaras.
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