“Los delegados de circunscripción no resuelven nada”, es la conclusión a la que arriba este reportaje ―difundido por Martí Noticias― a partir de las declaraciones de varios entrevistados en un barrio de la provincia de Guantánamo, que así lo aseguran.
El pasado 15 de marzo comenzó el período de Rendición de Cuentas de los Delegados a sus electores. Sólo en esa provincia oriental hay previstas unas 779 mil asambleas.
Sin embargo, los electores entrevistados aquí se quejan de que su Delegado no puede hacer nada con un problema que tienen: una zanja al aire libre que genera un río de aguas albañales, que empeora notablemente cuando llueve.
“El delegado, lo eleva, lo eleva…pero no pasa nada y aquí no viene nadie”, dice uno de los vecinos, que se queja además de que nadie del Poder Popular provincial se ha acercado a ver cuál es el verdadero alcance del problema.
A pequeña escala, esta es una representación de lo que ocurre a nivel nacional, donde muchos cubanos de la Isla tienen un opinión semejante sobre la labor de los Delegados de Circunscripción: unos porque no se ocupan realmente y el poder de gestión que manejan es muy escaso; otros porque se ocupan e intentar hacer bien su trabajo, deben enfrentarse a la burocracia, a la lentitud de muchos trámites y, sobre todo, a la falta de recursos materiales que puedan dar una solución real a los numerosos problemas de los vecinos que representan.
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