En varias calles céntricas de La Habana han incorporado máquinas expendedoras de cerveza que pudieran convertirse en una tentación para los menores de edad.
Según explicó 'Cubanet', hay un total de tres equipos de este tipo instalados en la capital, dos en la avenida Malecón y otro en la esquina de Prado y Genios.
A pesar de que los vecinos de la zona aseguraron no haber visto frecuentemente a menores de edad merodeando por las máquinas, la realidad es que es un riesgo teniendo en cuenta que el 45% de la población cubana mayor de 15 años consume alcohol.
El principal problema es que estas dispensadoras no están vigiladas durante la madrugada. "La cerveza es una bebida cara y los chicos acostumbran a andar en grupo, así que les da más negocio comprar entre todos una botella de ron y un pomo de refresco de cola para compartir", aseguró el gerente de un establecimiento cercano.
La falta de control es el principal riesgo dentro de una población donde el mayor porcentaje de dependientes alcohólicos se sitúa entre los 25 y 42 años. Los mensajes contra el alcoholismo lanzados en las campañas y los anuncios televisivos tampoco han alcanzado los resultados esperados a la hora de concienciar a los jóvenes cubanos.
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