Marino Murillo Jorge informó ante la Asamblea Nacional sobre el resultado del proceso de consulta popular realizada a la población, de los tres documentos que conforman la plataforma de trabajo para el Gobierno cubano en los próximos años, aprobados todos en el pasado Congreso del Partido Comunista de Cuba en abril de 2016.
Murillo ―quien en la actualidad dirige la Comisión Permanente para la implementación y desarrollo de la política económica― en el pasado mes de marzo, anunció:
“No habrá cambios políticos en Cuba, pero actualizaremos todo lo necesario del modelo económico”.
Y así quedó claro durante su intervención ante la Asamblea Nacional en la sesión extraordinaria, al referirse a las “modificaciones” introducidas a los llamados "documentos estratégicos", en este caso en relación con el Partido Comunista.
Dice Murillo:
“Cuando se habla del papel del Partido, dejar claro que es el Partido único y por eso se dice, 'el respaldo mayoritario del pueblo a su Partido único, el Partido Comunista de Cuba' ”.
Parece una broma, pero no lo es. Esa es una de las modificaciones que se introduce aunque esté clarísimo que Partido no hay más que uno en Cuba, al menos que el Gobierno reconozca.
Otro de los cambios en el documento, anunciado por Murillo, es la incorporación de un párrafo ―sugerido por Raúl Castro― que alude al Partido Comunista como “heredero de las virtudes y el espíritu de Fidel Castro”.
O sea, más de lo mismo, la redundancia enquistada, el regodeo en el pensamiento único.
La economía en Cuba coquetea con formas privadas de gestión, las moldea, las afianza ―aunque con límites y cerrojos―, pero de otros Partidos, de un pensamiento plural, que maneje proyectos políticos y formas de expresión alternativas, no quiere oír ni hablar. Más de lo mismo.
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