La apertura en Cuba de cuentas bancarias nacionales, en las dos monedas que circulan en la Isla, con el fin de ayudar a los damnificados por el huracán Irma, ha generado y continúa generando ciertas suspicacias en varios ámbitos, desde que se anunció la medida.
Este reportaje ―difundido por Cubanet― pregunta directamente a los residentes en la Isla acerca de varias cuestiones claves en lo relativo al tema.
Los entrevistados responden si están dispuestos o no a donar, cuánto donarían, y si preferirían entregarle su aporte personal a alguna familia necesitada o a a través de la cuenta bancaria que habilitó el Gobierno.
Todos coinciden en su deseo de donar, pero son varios los que advierten que no se lo pueden permitir. Otros mencionan varias cifras que oscilan entre los 50 y 500 pesos en moneda nacional, lo que también es indicador del amplio espectro en que se mueven las economías domésticas en la Isla, fruto de una obvia diferenciación de clases que va en aumento.
Llamativo (o más bien de puro sentido común) resulta que ninguno de los entrevistados mencione que piensa hacer una donación en divisa convertible.
Ahora bien, ¿preferirían entregar directamente su aporte a alguna familia o hacerlo a través del banco?
Ante esta interrogante se impone cierta desconfianza que se traduce en gestos, dudas, y en la conclusión general de que es mejor una entrega directa.
Aunque no forma parte del reportaje la comprometida pregunta ¿Por qué lo prefiere? Se impone una duda generalizada hacia la capacidad de administración del Estado, sutilmente aludida por una entrevistada, y eludida (aunque latente), en el caso de las restantes opiniones.
Pese a la cualidad solidaria “internacionalista” que el Gobierno cubano lleva décadas enarbolando como base de su sistema político, lo cierto es que nunca hasta ahora se había puesto esa solidaridad en términos de donaciones bancarias internas.
El hecho es inédito, como sorprendente es también poner sobre quienes tienen ya sobre sí el peso administrar sus propias vidas (a base de mucha buena voluntad e inventos miles), la sugerencia de un acto para el cual no están preparados en la mayor parte de los casos.
El citado medio menciona que de momento la iniciativa no ha contado con demasiado respaldo, al menos en la capital. Y es que el libre albedrío es un concepto que muchos cubanos no saben manejar, desgraciadamente no han sido educados en esa libertad.
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en: