El siguiente reportaje difundido por Diario de Cuba ofrece el dramático testimonio de tres ancianos cubanos residentes en la provincia de Camagüey bajo condiciones de extrema pobreza.
Una señora discapacitada, una trabajadora social y un soldador retirado revelan sus experiencias de vida diferentes, pero marcadas todas, sin embargo, por las malas condiciones en que han arribado a la vejez.
Resulta conmovedor que, a los achaques físicos y emocionales propio de la tercera edad, haya que sumar las graves carencias materiales aludidas en este reporte.
Este es el resultado no solo del abandono generado por la falta de familia cercana, sino también por la promesa incumplida de un Estado que presume de garantizar el bienestar y la calidad de vida de sus mayores, sin haberlo conseguido.
La realidad revela que una elevada cifra de pensionistas en Cuba subsisten gracias a la caridad ajena: vecinos, amigos o en el mejor de los casos hijos que se ocupan de asumir el bienestar económico de sus padres.
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