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Historia de superación de una estudiante cubana ciega

Tiene la máquina de Braille rota desde hace tres años y acaba de empezar en un 'pre' de enseñanza general.

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Este artículo es de hace 6 años

La camagüeyana Ilienis Morales Jiménez, de 16 años, es una de las dos alumnas ciegas totales que este año han conseguido ingresar al preuniversitario en su provincia.

La joven matriculó en la escuela mixta Máximo Gómez, pese a que tiene que usar una regleta para escribir en clases porque su máquina Braille está rota desde séptimo grado. Ilienis forma cada letra tiene punto por punto, hasta conseguir una palabra, mientras que en la máquina basta con apretar una tecla, además de que ahí también podría leer lo que va escribiendo.

Esto ha hecho que Ilienis ceda en Química y Matemáticas, pero en el resto de asignaturas ha sacado más de 95 puntos. "Se me forma reguero con la regleta para hacer los cálculos y las fórmulas químicas", confiesa mientras achaca su problema a un enemigo externo.

"Las máquinas son muy caras y por el bloqueo no se pueden comprar en Estados Unidos", explica en declaraciones al periódico local Adelante.

Ilienis, con su regleta, que le obliga a dibujar las letras punto por punto para formar una palabra.

Hasta 2012, los alumnos con deficiencias visuales o auditivas de Camagüey tenían que estudiar en el Centro Provincial de Alumnos con Deficiencia Sensorial Antonio Suárez Domínguez, conocido como la escuela de Tagarro. Ilienis estudió allí en un aula con otros cinco niños. Pero a partir de esa fecha, los padres tuvieron la oportunidad de matricular a sus hijos en la enseñanza general.

Fue así como la joven pasó a una clase de secundaria con 30 estudiantes. Y se enfrentó a sus primeros problemas. "No me resultó fácil insertarme porque soy muy tímida. Sólo conocía a mi primo. Sentía que eran indiferentes conmigo", cuenta a Adelante.

También se encontró el obstáculo de que los profesores no sabían cómo evaluarla. Una maestra de apoyo comenzó a transcribirle las lecciones del Braille a la escritura convencional y poco a poco logró aprobar con buenas notas todos los exámenes orales que le hicieron.

Ilienis no usa bastón ni gafas, pese a que es ciega total. Sus profesores destacan que es buena alumna, capta con rapidez y ágil en la escritura.

La maestra de apoyo que tiene Ilienis, Dunia Agramonte Herrera, reconoce que en Camagüey hay pocas opciones por las que pueden optar los niños ciegos cuando acaban noveno grado.

Ilienis no sólo se esfuerza en estudiar. También ha logrado entrar en la brigada artística de su pre porque le gusta y se le da bien el canto. Sus compañeros le tendieron una trampa. Le dijeron que les cantara algo y no le avisaron de que había una profesora escuchándola.

Ilienis, cantando en la brigada artística de su pre.

La joven reconoce que la secundaria estuvo bien, pero en el pre está encantada: tiene amigos, canta y estudia. "Aquí nunca me he sentido excluida. En otros momentos de mi vida, sí. Pasa a veces que son personas que no quieren herirte, pero como hay cosas que ellos pueden hacer y tú no, te sacan del grupo, te excluyen, y eso te hace sentir mal”.

Cuando termine el pre, Ilienis quiere ser fisioterapeuta para ayudar a las personas que necesitan rehabilitación para volver a caminar.

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