Estamos ante el conmovedor testimonio de una anciana cubana de 77 años, llamada Felicia Pérez Gordillo, residente en San Agustín (La Habana).
Felicia relata en este reportaje ―difundido por Cubanet― las pésimas condiciones en que se encuentra su vivienda.
Explica que a su casa han venido representantes de diferentes instituciones, entre ellas el Poder Popular, Vivienda y Bienestar Social, y que le han llenado una planilla con todo lo que necesita para la casa, sin que de momento se haya hecho efectiva ayuda alguna.
Añade que en la documentación, los organismos encargados de ofrecerle algún tipo apoyo precisaron que no había sido "afectada" (es de suponer que por el reciente huracán Irma), sino que "la casa estaba vieja" desde antes.
La anciana explica que posee la propiedad de la vivienda y que trabajó entre 30 y 35 años hasta que lo dejó para cuidar a su hermano que enfermó de los nervios.
Cuando el Estado le quitó la ayuda que le daba, argumenta que se vio obligada a ingresarlo por la mala situación económica en que quedó.
Señala, además, que su hermano fue de los enfermos que murieron de frío en el Hospital Psiquiátrico de La Habana (más conocido como Mazorra).
Felicia Pérez Gordillo resume que ahora se siente más pobre que cuando vivía en el campo de niña. Destaca que a veces se acuesta sin comer y que su situación es tan delicada que ya no sabe de qué modo quejarse. No tiene ni dónde meterse cuando llueve y se siente completamente abandonada.
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