El edificio de Sol 61, entre Inquisidor y Oficios, en la Habana Vieja, está a punto de venirse abajo. Construido en 1904, tiene tres plantas y en él viven entre 20 y 25 vecinos que no quieren morir bajo los escombros, pero saben que el derrumbe del inmueble puede llegar en cualquier momento. Los cimientos se han hundido en un sótano lleno de agua, ratas e inmundicias. "Todos los pisos han ido cediendo. Hasta el tercero está hundido", comenta una de las vecinas, Marilyn Brito Rubio.
Ella asegura que ha acudido a varios organismos estatales para reclamar que alguien haga algo para evitar que los habitantes de este inmueble mueran si el edificio colapsa, pero nadie les ha hecho caso. Ni siquiera Eusebio Leal, historiador de La Habana y responsable de la oficina de Restauración del centro histórico.
Según ha explicado Brito a Cubanet, el edificio de Sol 61 lleva años sin una reparación. Otra vecina, con más de medio siglo viviendo en el inmueble, aclara que "la cosa empezó a ponerse mala a partir de los años 80".
Un joven de 26 años, residente en esta edificación a punto de colapsar, es claro cuando resume lo que ha pasado con su casa: "Esto lo han dejado deteriorarse. Aquí viven niños, ancianos, gente joven con ganas de vivir no gente con ganas de morirse debajo de los escombros".
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