"Hacer un trámite muy simple se convierte, en ocasiones, en un verdadero dolor de cabeza", así comenzó su comentario la periodista oficialista Thalía González, en un afán de "criticar" la gran burocracia cubana, de la cual hemos padecido los cubanos por casi medio siglo.
Thalía no está diciendo nada nuevo que los cubanos no sepan y que no hayan sufrido. No está planteando la solución a un problema real. No está llamando la situación por su nombre ni trayendo a escena a alguien que explique la situación.
"¿Quién responde a aquellos que hacen largas filas para tan solo enmendar un error en un documento?", se pregunta la periodista, y si ella no lo sabe, y si no es capaz de entrevistar a esos funcionarios, ¿cómo espera que el pueblo que ve su comentario televisivo se responda?
A veces es hasta risible la forma de actuar y las agendas de contenidos de la prensa en Cuba. Imaginan que abordan un problema cuando se para alguien a hacerse preguntas retóricas frente a una pantalla, y creen que han cumplido su misión.
"Hay mucha indolencia y demasiados escalones", es "un entramado de nunca acabar", se ha perdido la "cultura de la atención". Sí, todo eso lo sabemos, ¿qué va a suceder ahora?.
Otro tema que menciona la periodista es el de la vivienda, un problema real y que la gente en Cuba padece a diaro. ¿Algo se va a resolver?
¿A qué juega Thalía González cuando lanza estos cuestionamientos que a la larga sabe que dependen de algo superior? ¿Para quién los lanza?
Hace unas semanas, en el mismo segmento de comentarios, González se preguntó: "¿Qué papel va a tener en nuestra sociedad el periodismo de la Revolución? ¿Va a ser un simple reproductor de eventos, una herramienta de la propaganda de entidades y ministerios o un contrapeso de lo mal hecho?".
Bien saben los que están dentro del periodismo oficial en Cuba las respuestas a todas estas preguntas. Nada pasa. Nada va a pasar. El periodismo es una herramienta y lo saben mejor que nadie.
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en:
