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Memoria del Exilio: "¡Ay Malembe!"

Lo que ha demostrado la historia, es que los cubanos se alquilan, se prestan, se negocian, se prostituyen, se entregan, se dan fácil, se negocian, se pelean con sus compatriotas, cuando no piensan lo mismo e y/o igual.


Este artículo es de hace 5 años

¡Ay Malembe!*

*inicio de un estribillo popular.

De pequeño escuché, muchas veces, esa seguidilla callejera. Desatada, vocinglera. Al ritmo de una conga rabiosamente salvaje, que era igual de contagiosa que bullanguera.

Hoy, al alzarme, he regresado a ella de manera inconsciente.

Más bien, al sobrecogerme el hecho de que una enfermera en Massachusetts ganó recientemente 750 millones de dólares en la Lotería.

¡750 millones de dólares!

¿Leyeron bien?

¡750 millones de dólares!

¿Qué coño hace uno con tanto dinero?

- En impuestos, te quitan, casi, la mitad - me previenen algunos empeñados en cagarme el incipiente y aún tímido esbozo de dicha ajena cuando, por arribita, les cuento.

Siempre hay un roto para un descosido.

Y la gente negativa - a la caza de joderle las esperanzas, o ilusiones a los demás - acecha cautelosa y sin descanso. Ataca, por todos los flancos. Sin conmiseraciones, ni medidas. Sin recatos, remordimientos, ni condescendencias. Sin hora ni fecha en el calendario.

¡Igual! A lo que íbamos. Sigue siendo una excesiva cantidad de plata.

¡Y para una sola persona!

Me entró como una matraquilla perseverante y fue inviable reposar, aunque cerrara los ojos arropado en la más íntegra oscuridad.

Porque desvarié.

A chorros. En abundancia.

Como de costumbre.

Pero esta vez, creo que, incluso, un poco más.

¡750 millones de dólares!

Madre mía, me figuré haber sido quien se embolsaba ese cuantioso, desproporcionado, cándido y exuberante parné.

Y en eso me eché la noche.

Mas, como es lógico, al despertar...

Comprobé, amarga y resignadamente*, que era incierto.

* Puede también leerse resingadamente.

Seguía tan pobre como en los días previos. En eso, cada vez más, me supero.

Pero como soy creso en fantasear, se me dio - de todas maneras y porque nada cuesta al final - el esbozar planes para en caso de que un evento así, de milagroso e increíble, sucediese.

Pese a que no creo tener jamás suerte con eso.

Empero, si me embolsase tanto peculio, me arrebataría intentar un auxilio para gran parte de nuestro estoico, entrañable y atosigado pueblo.

Le daría a cada cubano un millón.

Claro, que no a todos, por supuesto. *

* Se cae de la mata, por favor, válgame Dios.

Sería relajo, ricurancia o gozadera.

Pero organizados.

Con Frank Sinatra de fondo, cantando A mi manera

Tengo una lista negra en la memoria, conformada con los nombres de los que no cogerán ni básico, ni dirigido, ni adicional.

Ni la noticia espero compartirles.

Pero a la anónima e inmensa mayoría de nuestros compatriotas, sí que les regalaría, incondicionalmente, una vida más acaudalada.

Para cada núcleo familiar, vaya.

Su millón por la libreta.

Vivieran o no en la Isla.

Cubanos o "ex”. *

* Si es que alguien puede, o se toma el trabajo, en vano, de dejar de serlo.

Sólo tendrán que mostrar su pasaporte o el "carné de edad" debidamente actualizado. *

*¡Oye, que no se le quita a uno lo de “el futuro pertenece por entero al Socialismo” con cola para todo, a toda hora y en todos lados!

Digo eso, porque estoy seguro de que aparecerá más de un bicho avispado y vivo tratando de gestionarse su doble donación. *

*En esos casos perderán ambas concesiones.

E incluyo en la ofrenda, también, a muchos amigos del alma que no nacieron en el archipiélago cubano.

Pero que habitan perpetuamente en mí.

Podría, incluso, ayudar, un poco, hasta a Haití.

Y aun así...

Me quedaría capital, más que suficiente, para invertir en otras causas nobles.

E inclusive, para encausar mis más plebeyas, oscuras, incontables e innobles querencias.

Lo que haga la gente con tanta guita será cosa de ellos.

Eso no me interesa.

¡Con tal de que sean felices!

Imagino que muchos, de los que viven en la Isla, aprovecharán para viajar, conocer, coger un aire, agarrarse a un frescor, una brisa, o una ventolera de descanso. Bien lejos de tanta majomía, tejemaneje, dime qué te diré, chisme, consigna hueca, arbitrariedad, politiquería, calor a granel con sofoque y brete.

Otros dejaran atrás, definitivamente, "la cosa". De una vez y por todas.

Se quedarán más solos los militontos, los dirige-gentes y los especie-de-listos. Apapachados por sus comuñangas, sus comecandelas, sus grito-groserías-en-pachanga y sus carcamales guarapitos. Sus brigadas de Acción Rápida, sus Mítines de Repudios, sus Marchas del Pueblo Combatiente, sus Asambleas de méritos y deméritos, sus Rendiciones de Cuentas, sus UMAPs, sus G2s, sus MTTs, sus trabajos voluntarios, arqueos de caja, chequeos periódicos, consejillos técnicos, cambios de turno, guardias cederistas y demás esperpentos.

Sus reclamos de “sacrificios heroicos” para que la plana mayor - por otro lado, a un costo de opresión y engaños - goce en abundancia, nade en lujos y derroches o dilapide y malbarate a todo trapo.

Cocinándose, entre ellos, sus grasientas caldosas. Ordenándose atropellos los unos a los otros. Censurándose hasta los instintos y decretándose leyes, edictos, decretos, constituciones, estatutos, lineamientos, orientaciones, directivas, informes, congresos, resoluciones, asambleas, memorándums.

En toda esa melcocha, de sucio sancocho, hecho con empalagosa arropía discursiva.

Y bueno...

Aquellos que, por una u otra razón, decidan, de todas maneras, permanecer en su lugar y tratar de sobrevivir allí - de una mejor manera, más digna y un poquitico más cómoda - recibirán, asimismo, el monto prometido.

Que se trata de revivir a un país en ruinas, *

*Las que dejan como legado.

De rescatarlo.

Quien quiera invertir en aras de cosechar una más digna y próspera república será plenamente apoyado.

Sin compromisos, ni adoración de algún tipo. A cambio de nada.

Sólo con la intención de que la mayor cantidad de personas sean más felices.

¿Que el estado se va a aprovechar de eso?

¡A mí qué me importa!

Siempre y cuando la gente resuelva.

¿Lo permitirá el gobierno?

No lo sé, no lo creo, ni tampoco me interesa.

Por supuesto que se alzará la voz del psiquitrillado pelele, o marioneta de ocasión, declinando, a un lado, la oferta y con pseudo orgullo nacionalista, responderá: “Yo no acepto esa limosna porque tengo dignidad”.

Pues nada.

En esos casos, muy diligente y risueños, se les complacerá.

La cancioncilla "revolucionaria" terminaba con la dudosa sentencia: "Los cubanos ni se rinden, ni se venden"

Pero el "Ay, Malembe" del inicio, es expresión conga, que quiere decir: "Por favor, Señor, apiádate de nosotros".

Entonces, ¿qué? ¿Nos peinamos o nos hacemos papelillos?

¿Quién le tiene miedo al globo? Todo es puro cuento. La vida va por delante.

Puede que sea cierto - en algunos casos - eso de no rendirse ni venderse.

Pero en todos estos años, hasta ahora, lo que ha demostrado la historia, es que los cubanos se alquilan, se prestan, se negocian, se prostituyen, se entregan, se dan fácil, se negocian, se pelean con sus compatriotas, cuando no piensan lo mismo e y/o igual.

Se caen a golpes, se dan palos tomando tragos, se reprimen, se conduelen, se exilian, se repatrian, se mudan, se nacionalizan en otros lugares y están diseminados por todo el orbe.

Se dividen, se agrupan, se reúnen, se disgregan, se ajuntan, se adjuntan, barruntan e ignoran.

Se odian a matar y se aman hasta morir.

Se apretujan, se repellan, explotan, se contienen, se explayan, se desdicen.

Se desbocan, se retrotraen, se contradicen.

Les falta un poco o se pasan.

Se niegan, se reafirman.

Se recogen y desordenan, con una facilidad increíble.

Cambian de palo pá* rumba a la velocidad de un peo. **

*para. **pedo.

Se creen los mejores en todo y el centro del universo. *

*¡Que no lo es!

Son graciosos, chistosos, pujones, insoportables, sumisos, mandones, retacos, altos, ricotes, refeos, gordos, flacos, tiesos, papirriquis, mangones, sinceros, hipócritas, solidarios, chivatones, comemierdas, sabelotodo, rencorosos, adorables, escandalosos, cohibidos, sueltos, incapaces, laboriosos, oportunistas, patones. Autosuficientes, * indolentes, groseros, vengativos, chusmas, geniales, elegantes, ardientes, auténticos, mentirosos, cordiales, comedidos, exagerados, elucubradores, alardosos, buena gente, intolerantes, altivos, sencillos, originales, cheos, picúos, creativos, arrogantes, dedicados y rebeldes.

*Nos llaman los porteños del Caribe.

Somos pan de gloria, pata y panza, o la boca del diablo. Y todo a la vez también.

Hemos engendrado tiranos, asesinos, chulos, matones, dictadores, generales y “doctores”.

Tantos, como poetas, arquitectos músicos, escritores, danzantes, escultores y pintores. *

* Parece que la balanza entre hijos de puta y artistas compensa. A veces, inclusive, se combinan.

Callan y gritan al mismo tiempo.

Se quejan por todo y a todo se acomodan.

Aplauden con la misma intensidad con que maldicen.

Se arrojan, se inmolan, se agreden, se calientan, se reúnen, se rehúyen, se celebran, se parcializan, chocan, enamoran, copulan, eyaculan, cagan, mean, apestan, sudan, sangran, ríen, padecen. Y muchas, muchas, muchas, muchas otras cosas. Como todos los demás seres humanos que habitan el resto del planeta ¿no?

¿Entonces qué p… é?

¿Qué hay de malo en darse por vencido o ponerse un precio?

Que si nos cuadra…* ¡Tal y como están las cosas!

*Mira, ve por la puerta de atrás y pregunta por Milagros.

¡Ay, Malembe!

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Juan Carlos Cremata Malberti

Director de cine y guionista cubano. Se graduó en 1986 de Teatrología y Dramaturgia, en el Instituto Superior de Arte (ISA) de La Habana, posteriormente cursó estudios en la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños graduándose en 1990.


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