La risueña Angélica ha hecho de la distancia su mejor escuela de vida para dejar atrás el amargo sabor que deja la emigración en las familias cubanas.
Esta joven representa un nuevo rostro de la campaña Tan lejos, Tan cerca que Rebtel ha puesto en marcha para homenajear a los cubanos que han visto cómo un ser querido se marchaba del país.
"A lo largo de mi vida he tenido que despedir a dos, pero muy importantes porque son mis hermanas carnales y nos amamos mucho", confiesa.
No hay día que no recuerde a sus queridas hermanas, pero en Cuba está anclada al amor de su vida. "No se me ha pasado por la cabeza estar fuera de Cuba sin mi hijo, moriría sin él", declara.
El pequeño es el motor de una vida, que transcurre entre la familia y el bar cafetería de La Habana donde trabaja.
Pero ese sentimiento no le hace dejar de pensar en un soñado reencuentro. "Si tuviera a mis dos hermanas aquí, lo primero que haría sería abrazarlas y llorar", aseguró con los ojos brillantes por la emoción.
Angélica también aporta su particular receta para hacer que la distancia no acabe truncando su alegría de vivir.
"He aprendido de la distancia a querer más. Cada vez que hablo con ellas, ese minuto o esos dos minutos a los que no les daba la importancia cuando estaban conmigo, ahora los tengo que aprovechar", explica.
La comunicación es constante y tratan de estar al día de las vicisitudes de sus respectivas vidas. Este es el camino que han elegido para combatir la nostalgia y la tristeza.
El contacto telefónico se ha convertido en el mejor aliado para paliar el dolor de tener a un ser querido a miles de kilómetros.
Si quieres conocer más de su historia pincha aquí.
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en: