Un nuevo contingente de médicos cubanos procedentes de Brasil llegó el domingo al Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana. La expedición, formada por 215 galenos fue recibida por representantes del gobierno de la Isla.
La televisión cubana se hizo eco de la noticia y aprovechó para volver a criticar al presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, al que culparon del retorno de los profesionales sanitarios caribeños.
En concreto acusaron al futuro dirigente de "condicionar" el Programa Mais Médicos y aseguraron que, si no fuera por él, seguirían en el territorio carioca.
Bolsonaro pidió que los médicos cubanos cobraran el 100% del salario, que pasaran una reválida y que pudieran consigo a sus familiares. La respuesta de las autoridades cubanas fue retirar a los médicos del país.
El reportaje oficialista aseguró que se trataba del 13º y 14º grupos que regresaba a la Isla desde Brasil.
Pero la salida de los médicos de Brasil está dejando otras escenas además de los televisados recibimientos oficiales en la Isla. El pasado 28 de noviembre los galenos denunciaron la precaria alimentación que estaban recibiendo mientras esperaban varios días el regreso a Cuba.
El vuelo que debía llevarlos a la Isla desde Salvador de Bahía no pudo aterrizar por problemas legales. Este grupo de médicos tuvo que dejar sus habitaciones del hotel y muchos de ellos fueron realojados en un sótano.
Otros médicos de la mayor de las Antillas pertenecientes a la Asociación de Cubanos Libres en Brasil, compartieron una carta en la que reivindicaron su derecho a participar en la convocatoria del Programa Mais Médicos, en igualdad de condiciones que el resto.
En la misiva, colgada en el perfil de Facebook de la asociación, aplaudieron la decisión de Bolsonaro de conceder asilo político a todos los médicos cubanos que decidan quedarse en Brasil porque aporta "una solución inmediata al problema de la atención médica a la población brasileña".
La participación de los médicos cubanos en el proyecto Mais Médicos comenzó en 2013 bajo el mandato de la entonces presidenta brasileña, Dilma Rousseff, con el objetivo de garantizar la atención sanitaria a comunidades desfavorecidas en las favelas y zonas pobres y apartadas del país suramericano.
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