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La travesía de una madre y su hijo para lograr estar juntos en Estados Unidos

El video comienza con imágenes de la madre y su pequeño en el avión: el niño estaba nervioso al volar por primera vez.

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Este artículo es de hace 4 años

Yeili es una cubana que hace alrededor de un año llegó a Estados Unidos con su hijo Doiniel, tras una travesía similar a la que deben realizar muchos cubanos que quieren emigrar.

Ella ha querido compartir su experiencia en un video en Youtube que muestra algunos de los momentos más importantes de su largo viaje hasta Miami, donde ambos viven actualmente.

“Muchos de nosotros hemos vivido esta hermosa experiencia y tener la oportunidad de lograr nuestras metas. También es una dolorosa situación que enfrentamos los padres cuando dejamos atrás a nuestros hijos y hacemos hasta lo imposible por conseguir nuestro sueño más anhelado..., comentó."

"Un mejor futuro para nuestros hijos’, es nuestra frase motivacional. Espero que les llene de felicidad mi felicidad y que Dios ponga su mano para que todos aquellos que están en esta misma situación o similar, llegue su momento también y que les llene su corazón de esperanzas porque SIEMPRE SE PUEDE”, agregó.

El video comienza con imágenes de Yeili y su pequeño en el avión: el menor estaba nervioso al volar por primera vez.

Madre e hijo volaron hacia Panamá y de ahí hacia Guyana. La publicación incluye el emotivo momento en que el niño recibe su visa para ingresar a Estados Unidos.

Finalmente el 25 de junio de 2018 arribaron al aeropuerto de Miami. En el material se ve incluso cómo disfruta él al llegar a su nuevo hogar.

A continuación incluimos el testimonio íntegro que esta madre cubana envió a CiberCuba:

Yo era una madre soltera con muchos sueños que, al igual que muchos que emigramos de diferentes partes del mundo, buscamos todos una mejor vida para nuestros hijos y familiares. Quiero mostrarle al mundo una vez más que todo es posible, siempre que se luche fuerte para lograrlo.

Ningún padre quiere estar lejos de sus hijos, como tampoco los hijos deberían sufrir la ausencia de un padre. La vida te pone pruebas muy difíciles, pero solo tú eres capaz de afrontarlo con tu fuerza interior y valentía.

Yo llegué a este maravilloso país en el año 2013, dejando atrás mi vida entera, pero con un solo propósito, tener a mi hijo aquí conmigo. Me sentía devastada por la separación y la depresión se apoderó de mí. Fueron tiempos difíciles, pero tuve el apoyo incondicional de mis tíos y primos que aquí residían.

Como cada cubano que llega a este país, tienes que superar obstáculos muy grandes para encaminarte y emprender un nuevo camino con nuevas costumbres, otro idioma y a veces hasta la humillación o el desagrado de algunas personas, luego esperar un año y un día para aplicar para la residencia, una vez con ella en mano pueden comenzar el proceso de reclamación.

Trabajando duro cada día para lograr una estabilidad, era mi principal objetivo. Una vez cumplido el tiempo requerido, apliqué para mi residencia la cual demoró un año más. Ya estaba lista para enviar mi petición “DIOS, que emoción tan grande sentí en ese día”, sabía que me esperaban dos años más, pero era tan grande mi optimismo que no permitía pensamientos negativos en ese momento.

En poco tiempo ya me preparaba para el emotivo reencuentro que sería para el cumpleaños número 10 de mi hijo, pero una mala noticia cambiaría mis planes drásticamente.

Mi pasaporte necesitaba una prórroga, fui a un lugar para iniciar el proceso y al cabo de las semanas veía que mi pasaporte no llegaba, desesperada y ya con una reservación hecha, intenté contactar a la persona con la cual había hecho el trámite, nunca contestó mis llamadas, tuve que confrontarla y resulta que había tirado mi pasaporte en una gaveta hasta acumular varios y así enviarlos todos juntos, evitando problemas tuve que cancelar mi pasaje y pagar una ostentosa suma de dinero para poder cambiarlo y esperar a que me llegara el pasaporte.

Una vez con él en mano, me dirigí hacia una agencia para obtener mi pasaje y prepararme para el gran viaje.

La noticia fue devastadora, mi pasaporte le habían hecho la prórroga, pero no lo habían habilitado “ el 14 de enero del año 2013, pusieron una ley en cuba que cada cubano que saliera del país tenía que regresar antes de los dos años, porque de lo contrario perdía los derechos como ciudadano cubano y por lo cual necesitaría un permiso para regresar nuevamente al país”, pues eso, no se lo hicieron!!

Por tercera vez tenía que llamar a mi hijo y decirle que tenía que esperar un mínimo de 3 meses más, ya no tenía fuerzas para seguir en esta espera tan larga y dolorosa para ambos, pero mi fuerza interior no me dejaba desfallecer, me enfoqué duramente en el trabajo y así dejar pasar el tiempo.

Cuando al fin ya tenía todo listo no podía creerlo, comencé a contar cada segundo que me faltaba para estar en sus brazos y pasé esas semanas sin dormir, el desespero y los nervios se apoderaron de mí, porque no sabía cuál sería su reacción al verme después de casi tres duros años, por mi parte yo decía “no puedes llorar porque podría alterarlo más y temía por la salud de mi madre también, así que tendría que quedarme con toda esa emoción por dentro”, por otra parte, mi hijo le decía a mi madre que él no iba a llorar para que yo no me pusiera triste, al fin, todo salió perfecto y pasamos unos días increíbles, pero llegó la despedida.

Al llegar aquí mi enfoque fue mayor, ya había recibido una inyección de adrenalina y amor que daría una fuerza extra natural para continuar con esta batalla que apenas había comenzado.

Transcurrieron dos largos años hasta que me llegó la ansiada fecha de entrevista, para ese entonces ya había iniciado una relación sentimental con un hombre maravilloso que dio un giro a mi vida por completo.

Juntos planificamos todo lo del viaje y también los arreglos para mudarnos a nuestro nuevo hogar y comprar todo lo necesario para su llegada. Antes vivíamos en un efficiency, ahorrando hasta el último centavo, nos sacrificamos y renunciamos a muchas cosas, pero sabíamos que el resultado sería el mejor.

Viajé a Cuba para buscar a mi hijo y nos enfrentaríamos a una larga y dura travesía “si se le puede llamar de alguna manera”, viajamos Cuba-Panamá-Guyana.

Quise grabar a mi hijo en cada momento, porque quería que al pasar de los años él pudiera recordar y verse al mismo tiempo, aquellas expresiones de felicidad tan inolvidables que reflejaba su hermoso rostro.

Al llegar a Guyana me sentí desorientada, preocupada, sentía tanto miedo que temía que nos pudiera pasar algo. Gracias a Dios siempre hay gente buena alrededor de todo el mundo y un buen samaritano nos salvó de una gran estafa y pudimos salir ilesos, llegamos al hotel y no quería ni abrir la puerta, por suerte escuché a varios cubanos que allí se hospedaban y al fin pude respirar más tranquila.

Los días pasaban lentamente, pero ya estaba con mi hijo y sabía que ya estábamos cerca de cumplir nuestro gran sueño, la visa llegó al día siguiente de la entrevista.

El lunes 25 de junio del 2018 estábamos de primeros para recoger la visa y emprender nuestro viaje hacia el destino final que sería Estados Unidos, pero antes teníamos que viajar a Panamá, llegamos a las 10:27 pm aquí a la ciudad de Miami, mi hijo no dejaba de sorprenderse al ver tantas luces y saber que ya estaba donde tanto anhelaba, aunque ya habían transcurrido 4 años desde que había comenzado todo.

Al llegar a su nuevo hogar, no dejaba de asombrarse con todo lo que le teníamos preparado y nosotros felices, mi novio fue pieza clave en estos últimos dos años y tengo mucho que agradecerle por formar parte de un sueño tan hermoso que se había hecho realidad. Finalmente, ya mi hijo estabilizado yo podía continuar con mis otras metas que sería superarme. Logré estudiar para sacar un board y comenzar mi propio negocio como emprendedora desarrollando uno de mis sueños."

Gracias por leer mi pequeña historia.

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