Aunque la política de “reciclaje” supone un impulso para un sector cuyo aporte es crucial en el avance económico de un país, lo cierto también es que reciclar es caro: requiere gran organización y más infraestructura de la que se pueda imaginar.
De ahí que en Cuba siga estando débil la entrega a la Industria de desechos reciclables y que la Unión de Empresas de Recuperación de Materia Prima (UERMP) siga siendo ―más allá de algunos avances― una asignatura pendiente en la Isla.
Sin embargo, lo cierto es que los cubanos reciclamos bastante más de lo que se pueda suponer, y lo venimos haciendo desde hace décadas.
Nuestro motor: el ahorro; nuestra motivación: la necesidad.
Tal vez los cubanos no somos ecologistas de alma, pero sí somos ecologistas en la praxis diaria.
Los cubanos aprendimos a reciclar a golpe de escaseces y dificultades, como opción de sobrevivencia y reajustes. A ello hay que sumar que la inventiva está en nuestro ADN.
Por ese motivo, en un mundo virtual como Youtube, pleno de tutoriales para aprender a hacer de todo o casi todo, no podía faltar un tutorial cubano dedicado, nada más y nada menos, que a enseñar los misterios del reciclaje de pañales de bebés.
Aunque en principio son pañales desechables, los cubanos los reciclan, obligados por la circunstancias.
Pero lo mejor es que los cubanos, estemos donde estemos, seguimos reciclando la alegría, la sonrisa y los sueños.
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