Los graffitis de La Habana: ¿arte o vandalismo?, es la pregunta que deriva de este breve reportaje de “El toque” donde algunos cubanos dan su opinión sobre el tema.
“Siempre que no tenga mal gusto, lo considero un arte” dice uno de los entrevistados; idea que es acotada por una joven que manifiesta estar en desacuerdo con aquellos graffitis hechos sobre monumentos que tienen un significado histórico o arquitectónico.
Ciertamente los límites se mueven entre esos dos ámbitos: el buen y mal gusto, de una parte (lo estético); y lo permisible en términos éticos, de otra.
Una pared despintada puede ser un lienzo en blanco, pero no debiera serlo nunca un monumento, por muy descuidado que esté.
Lo que nadie duda, es que La Habana tiene muchas paredes y fachadas despintadas que reclaman a gritos un poco de atención; y los graffitis pueden convertirse en una forma de arte transitorio que las ayude a revalorizarse y también a hacer más agradable la vista de quienes circulan por las calles de la ciudad.
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