Con la cercanía de Halloween, las mentes que conjugan en buenas dosis morbo y originalidad, alcanzan niveles insospechados.
Un ejemplo es el caso de un seguidor del candidato republicano Donald Trump, en Georgia, que ha tenido la idea de poner la cabeza decapitada de Hillary Clinton para decorar su jardín.
Sin embargo, no es un objeto aislado, sino que forma parte de toda una instalación en la que no faltan la sangre chorreando y hasta luces nocturnas.
Tan singular decoración le ha ganado críticas, pero el hombre se defiende en nombre del “espíritu de Halloween”.
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